Según la CEAL, la tasa de desempleo en Guatemala para el 2023 habría sido de 3.3 por ciento. Sin embargo, esa cifra no refleja adecuadamente nuestra realidad por el enorme sub-empleo (o empleo informal) y por la fuga de talentos hacia el norte. ¿Qué sucede? Enfrentamos un desafío crítico: las empresas quieren contratar, pero no encuentran talento mientras que los jóvenes buscan un empleo, pero no logran ser contratados. ¿Cómo explicar esta paradoja? ¿Cómo pueden ser ciertas ambas demandas insatisfechas?

 

La respuesta la provee el más reciente estudio de Brechas de Talento de Fundesa, presentado el pasado martes. Se resume en las competencias mínimas requeridas para poder acceder a una plaza específica. El 66.18 por ciento de las empresas indica que su mayor dificultad en el ámbito de contratación es la atracción de candidatos con las habilidades técnicas específicas. Adicional a ello, el 45.9 por ciento indica que otra gran dificultad es la falta de experiencia relevante en los candidatos. Dicho de otra manera, los candidatos que buscan colocarse no reúnen las cualidades que el perfil laboral exige.

 

¿Cómo podemos ofrecer una solución? Ciertamente es un problema complejo, especialmente en un país como el nuestro, en donde los jóvenes no adquieren las competencias mínimas para enfrentar el mundo laboral al graduarse de la secundaria. Sin embargo, una posible salida a esta urgente y sentida problemática radica en el ámbito de la formación de competencias a través de microcertificaciones. Aunque las microcertificaciones quizás no representen la solución definitiva a largo plazo, son sin duda la respuesta más inmediata para abordar esta brecha.

 

En los últimos años, el surgimiento de credenciales alternativas se ha convertido en una tendencia que ha transformado el ámbito laboral y de formación superior, sobre todo por el auge de la educación online. Estas credenciales alternativas son las microcertificaciones. A través de estas, cualquier persona en cualquier parte del mundo, puede tener acceso a contenidos educativos de primera calidad que les permita mejorar su perfil profesional, especializarse en algún área o actualizarse de manera rápida y flexible, sin necesidad de tanto requisito y complicación. Estas microcertificaciones dan una evidencia que respalda la adquisición y dominio de ciertas competencias y habilidades, en forma de un certificado digital.

Según la UNESCO, las microcertificaciones son ofrecidas por entidades de renombre, confiables y de prestigio. Estas pueden ser comerciales, proveedores privados de educación y capacitación, u organismos profesionales, entre otros. Tienen un valor independiente y vienen a completar y respaldar el “set” de habilidades de una persona. Por tanto, abren puertas para la empleabilidad, el emprendimiento o para la formación a lo largo de la vida.

 

Las instituciones educativas, especialmente el Ministerio de Educación, pueden requerir años para actualizar los planes de estudio y adaptarlos a las demandas cambiantes del mercado laboral. En contraste, las microcertificaciones ofrecen una actualización ágil y oportuna, permitiendo a los estudiantes acceder a temas relevantes para el mercado actual de manera casi instantánea. Nuestros jóvenes, muchos de ellos recién graduados y frustrados por su inelegibilidad para el empleo, seguramente optarían por un esquema de microcertificaciones, si se les ofrece.

 

Esta flexibilidad no solo beneficia a los individuos en su búsqueda de empleo, sino que también fortalece el ecosistema laboral de nuestro país. Las microcertificaciones brindan la oportunidad de fortalecer habilidades y talentos específicos, lo que a su vez impulsa el crecimiento económico al satisfacer las necesidades del mercado laboral con mayor precisión. Las microcertificaciones reducen el riesgo de contratación para el empleador al certificar las competencias mínimas mientras que maximizan las probabilidades de contratación para el joven aspirante.

 

Es crucial comprender que la generación de nuevos empleos formales, a la velocidad y escala requeridos, no es la única variable importante para lograr el desarrollo nacional incluyente. Sin embargo, me atrevería a decir que sí es la más importante y efectiva para sacar a miles de guatemaltecos de la pobreza y disuadirlos de migrar en busca de oportunidades. En este sentido, las microcertificaciones se presentan como una solución innovadora y efectiva para dinamizar el proceso de generación de nuevos empleos formales.

 

Alrededor del mundo, existen sinfín de entidades que impulsan programas de microcertificaciones. Por ejemplo, en Costa Rica existe el CINDE, una organización que busca guiar la inversión y desarrollo en Costa Rica. El CINDE ha impulsado “Future Up”, una plataforma que busca ayudar a la fuerza laboral tica a prepararse para el mercado laboral del mañana, ayudándoles a potenciar sus habilidades y desarrollar aprendizaje continuo. Por otro lado, en España, el Gobierno de España a través del Ministerio de Universidades impulsó el Real Decreto 822/2021, en donde se establecen las microcredenciales como una alternativa para certificar resultados de aprendizaje. Además, también creó recientemente el “Plan Microcreds”, con el fin de impulsar estas nuevas innovadoras oportunidades en la población en forma de becas.

 

En Guatemala, por parte de Funsepa, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Economía, en los últimos dos años se han impulsado dos esfuerzos para fomentar las microcredenciales en habilidades como inglés y programación, estos fueron “Coursera para Guatemala” y “TuFuturo+” de Platzi. Ambos proyectos ofrecieron becas de formación a miles de guatemaltecos, para que pudiesen desarrollar habilidades en un sinfín de temas, adquiriendo certificados de manera gratuita desde dos de las plataformas de aprendizaje en línea con mayor credibilidad.

 

Yo pienso que las microcertificaciones son el futuro de la educación. Son un trampolín para aquellas personas que quieren impulsar su futuro y alcanzar sus sueños. Su enfoque de píldoras dosificadas y enfocadas de conocimiento pueden abrir las puertas del empleo tanto para jóvenes como personas adultas buscando un cambio de carrera. Por tanto, las microcertificaciones tienen todo para impulsar nuestra economía hacia un futuro más próspero y equitativo. Ojalá podamos promover más programas de este tipo en nuestro país, para que aún más personas puedan transformar sus vidas.