La tecnología vino al mundo y revoluciona todos los aspectos de nuestras vidas. De ser bien aprovechada, la tecnología puede transformar muchos ámbitos, desde la manera en que hacemos negocios y nos comunicamos con nuestros seres queridos, hasta aspectos más complejos de nuestra sociedad como la fiscalización de la administración pública. ¿Estamos en Guatemala preparados para aprovechar al máximo estas oportunidades tecnológicas y llevar nuestro país hacia un futuro más transparente y eficiente?

 

La digitalización de la administración pública no solo facilita el acceso a servicios y trámites gubernamentales, sino que también aumenta la transparencia y eficiencia en la gestión de los recursos públicos. Muchos países en el mundo están impulsando estas ideas, implementando sistemas de gobierno electrónico que permiten a los ciudadanos interactuar con las instituciones de manera más ágil y directa. Estos avances no solo mejoran la calidad de vida de las personas, sino que también fortalecen la democracia y la confianza en las instituciones.

 

Justo hace unas semanas, el Ministerio de Gobernación presentó el Tablero de Datos de la Plataforma para la Comunicación de Datos Estadísticos de Incidencia Criminal (Pladeic), desarrollado con el apoyo de USAID, PNUD e InfoSegura. Esta es una innovadora herramienta que busca mejorar la gestión y la comunicación de información relevante respecto a incidencia delictiva, acciones policiales y hechos de tránsito. A través de la herramienta es posible la recolección y análisis de datos pero, lo mejor de todo, es que garantiza un acceso equitativo a la información tanto para organizaciones e instituciones, como para la propia ciudadanía. Todo ello con el gran objetivo de fiscalizar las acciones de seguridad de nuestro Ministerio de Gobernación.

 

Nunca he conocido a un funcionario público que no le grite a los cuatro vientos todo lo que está haciendo bien y lo maravilloso de su trabajo, mientras se esfuerzan por esconder información y ocultan su desempeño real tras el velo de la confidencialidad. Requiere de un altísimo grado de madurez política el presentar estos datos y someterse al escrutinio de la ciudadanía. Aplaudo las acciones de este ministro y sus esfuerzos por presentar un tablero informativo de manera transparente. Esperemos que los mismos datos no sean utilizados en su contra por la oposición política a corto plazo. Debemos ahora ofrecer un espacio para mostrar las mejoras que puedan surgir, permitiendo que sean los datos quienes determinen si la gestión es efectiva o no.

Este enfoque de transparencia y evaluación es igualmente crucial para otros sectores de nuestro gobierno. Me parece sumamente positivo que otras instancias de nuestro gobierno también están buscando cómo digitalizar sus procesos y así ser más eficientes. Un ejemplo es nuestro Organismo Judicial (OJ). Justo ayer el Banco Interamericano de Desarrollo presentó una propuesta para la modernización del OJ, con acciones puntuales a través de una hoja de ruta. El mayor desafío es contar con el talento humano capacitado, con los conocimientos en tecnología y digitalización, para así establecer un sistema de formación continua y compartir una visión institucional.

 

Ojalá otras instancias de nuestro gobierno se sigan sumando a estos esfuerzos, así como lo han hecho el OJ y el Mingob. A medida que avanzamos en la era de la digitalización, estamos en un momento crucial donde la tecnología ofrece una ventana sin precedentes hacia la eficiencia y la transparencia. Es imperativo que analicemos si estamos dispuestos a aprovechar estas herramientas para construir un futuro mejor para Guatemala. La digitalización no es simplemente una tendencia o una forma de automatizar los actuales procedimientos opacos. Representa mas bien una oportunidad para reinventar nuestras instituciones y fortalecer la confianza pública. El éxito de estas iniciativas depende de la colaboración entre el gobierno y la ciudadanía. ¿Abrazaremos esta transformación digital o dejaremos que la oportunidad se desvanezca? El futuro de nuestra nación está en nuestras manos, y la responsabilidad de dar forma a este futuro recae en cada uno de nosotros.