Somos “el país de la eterna primavera”. Pero Guatemala también es el país de las eternas oportunidades. Tenemos una combinación única de riquezas naturales, herencia cultural, patrimonio y un bono demográfico en pleno auge.
Como nación tenemos todo para destacar como una economía en crecimiento, un centro de innovación y un modelo de desarrollo sostenible para el mundo. Una de las características más importantes de nuestro país es su tasa de crecimiento poblacional. Actualmente, esta es del 2.4 por ciento, una de las más altas en la región. Eso significa que seguiremos teniendo una de las poblaciones más jóvenes en el continente, lo que nos otorga un valioso bono demográfico.
Durante los próximos años, nuestro país tiene el potencial de experimentar un impulso económico y un crecimiento acelerado, siempre y cuando se aprovechen las oportunidades que brinda esta fuerza laboral en expansión. Estamos frente a una oportunidad única para capitalizar este potencial y sentar las bases de un futuro próspero y dinámico para todos en nuestra nación. ¿Cómo lo lograremos?
Debemos reconocer que el actual sistema educativo y de formación vocacional no está entregando las competencias necesarias para optar a los empleos del “hoy” y, mucho menos, los del “mañana”. Es por ello que debemos impulsar reformas educativas y ofrecer oportunidades de aprendizaje para adquirir esas competencias en alta demanda por el mundo laboral.
La iniciativa “Guatemala No Se Detiene” (GNSD) presenta una serie de estrategias que nos ayudarían a generar 2.5 millones de empleos, de distintas fuentes y sectores, para el 2030. No obstante, tenemos que poder cumplir con los requerimientos mínimos de esas nuevas plazas. Por ejemplo, en el sector de BPO/ITO, nuestro país podría generar más de 100,000 nuevos empleos. Lamentablemente, no ofrecemos suficiente talento para aprovechar esas plazas. El mercado de BPO y ITO, proyecta tener un crecimiento de más de 5 por ciento anual, alcanzando exportaciones de US$1,400B para 2024. Sin embargo, Guatemala, con una participación de mercado cercana a tan solo el 0.3 por ciento a nivel mundial, ha desacelerado su crecimiento debido a la falta de talento humano.
Guatemala enfrenta un escenario complicado: tenemos el bono demográfico, tenemos todas las ganas, pero no poseemos los conocimientos requeridos para optar a los empleos que se están generando. A pesar de que hay un interés por aprender inglés y habilidades de programación, existe una brecha de capacidades mínimas que se debe de superar. Se le suman retos de financiamiento de la educación y poca capacidad de pago. En el caso del ámbito tecnológico, las personas tienen la percepción que estudiar estas carreras implica demasiado esfuerzo.
Si realmente queremos aprovechar esas grandes oportunidades, tenemos que enfocarnos alrededor de las competencias insatisfechas en el mercado laboral. Es importante que el gobierno, el sector privado y la academia se organicen para poder desarrollar oportunidades de formación para los jóvenes. Una posibilidad es crear cursos intensivos y cortos en habilidades con alta demanda, tales como el inglés y la programación, y escalar la oferta de estos cursos para que estas oportunidades sean asequibles para toda la población.
Adicional a ello, no podemos ignorar los cambios de fondo que debemos implementar. Para lograr un cambio al largo plazo, tenemos que construir los cimientos de una mejor educación. A nivel del Currículum Nacional Base, se deben establecer mecanismos que nos permitan potencializar la enseñanza del inglés, tecnología y formación de habilidades blandas. Pero esto requiere el titánico esfuerzo de formar formadores. Necesitamos maestros bien preparados, expertos en bilingüismo y tecnología. Nuestros niños y jóvenes merecen tener una educación del siglo XXI, que les permita empezar a familiarizarse con estos temas desde pequeños, para que así, en su adultez, tengan otro tipo de oportunidades.
Esta sería la ruta más corta para lograr la empleabilidad y la prosperidad. Si perseveramos con visión y compromiso, Guatemala se erigirá como el jaguar de América, un símbolo de poder y liderazgo regional. En nuestra nueva historia, la prosperidad será alcanzable para todos. Un sinfín de oportunidades nos aguardan, y es el momento de hacerlas realidad. ¡Unámonos en esta travesía para que Guatemala se convierta en el líder de nuestra región!