Votar es un derecho y una responsabilidad que requiere seriedad, ya que nuestros votos afectan el futuro de Guatemala. El pasado domingo muchos de nosotros nos acercamos a las urnas para elegir libremente a nuestras próximas autoridades: presidente, vicepresidente, alcaldes y diputados (al Congreso y al Parlacen). El lunes amanecimos con resultados que, nos dan mucho en qué pensar.

 

 

Estas elecciones generales fueron libres, democráticas y participativas. Alrededor de 5,499,963 ciudadanos emitieron su voto, lo cual implicó una participación ciudadana de 60.5 por ciento, prácticamente idéntica a la del 2019. Aunque vale la pena resaltar que, este año, el padrón electoral se incrementó en casi un millón de ciudadanos. Esto contrasta con la narrativa de autoritarismo, riesgo electoral y falta de legitimidad que había predominado en el ambiente.

Es innegable el desgaste de la ciudadanía y el rechazo a la política tradicional. Prueba de ello es que el gran ganador de la jornada fue el Sr. Voto Nulo. El 24.4 por ciento de las papeletas presidenciables fueron registradas como nulas o en blanco. Este dato casi equivale a la suma de los dos candidatos que le siguen en orden de preferencia (Torres con 15.8 por ciento y Arévalo con 11.8 por ciento). Además, representa un marcado incremento (84 por ciento) contra el porcentaje de votos nulos y blancos registrados en 2019, que suman 13.2 por ciento.

 

Los resultados distan de los pronósticos de las encuestas y nos tomaron por sorpresa. Bernardo Arévalo, candidato presidenciable para Movimiento Semilla, nunca figuró como “favorito” en las encuestas. A pesar de ello, quedó en segundo lugar con 11.8 por ciento de los votos. Lo supera en el resultado de primera vuelta Sandra Torres, de la UNE, con un escaso 15.8 por ciento de los votos totales emitidos. La fragmentación en las preferencias se hace notar en lo disperso del voto distribuido en los otros 20 candidatos.

Mucho se dice de las encuestas, pero es difícil hacer predicciones cuando predomina el voto nulo y se acortan las diferencias entre los demás partidos. Las variaciones más importantes contra la encuesta de Prodatos /Prensa Libre fueron Mulet (-4.7 por ciento) y Semilla (+9.3 por ciento). Claro que se podrá especular y analizar sobre las causas de estas diferencias y si se debieron a cambios de último momento en las preferencias de los votantes.

Lo cierto es que UNE y Semilla pasarán a la segunda vuelta el próximo agosto. Será interesante ver cómo estos partidos buscan capturar la preferencia ciudadana enmarcados dentro de una contienda bilateral. Particularmente porque ambos son partidos que se autodenominan como Socialdemócratas. Uno quizás más pragmático y el otro más ideológico.

Preguntémonos, ¿Le apostarán a la unidad o a la polarización? ¿A fórmulas recicladas o propuestas frescas? ¿A la experiencia o la innovación? Y, ¿con que recursos financiarán sus propuestas y tantas promesas?  Independientemente de quien quede, ojalá el ganador considere adoptar la hoja de ruta de Guatemala No Se Detiene y le dé continuidad a los proyectos que ya están dando resultados en infraestructura, lucha contra la corrupción, educación (inglés y lenguajes de programación), entre otros.

Queda como secuela del proceso la probable cancelación de 12 partidos políticos. Ojalá eso permita ir consolidando los partidos y le de solidez institucional a los mismos. No existen 26 ideologías distintas, por lo que debemos aprender a lograr mayores consensos y menos caudillismos.

En fin, me parece que este proceso nos deja mucho a los guatemaltecos. Debemos celebrar la participación ciudadana y la democracia que tenemos, a pesar de tanto que se tachó y se habló de posibles fraudes. Para muchas personas, particularmente para quienes criticaban la elección, el resultado es como un balde de agua fría. Nuestro proceso electoral, con los ciudadanos como garantes, es un verdadero y robusto ejemplo de democracia para la región. El voto del guatemalteco está siendo vigilado en todo momento.

Agradezco a las Juntas Receptoras de Votos y a las Juntas Electorales, a los voluntarios, a los observadores, al personal del TSE y a todos aquellos que ayudaron para lograr un proceso electoral ejemplar. Su trabajo comprometido hizo la diferencia e hizo todo esto posible. Recuerden que su labor garantiza la fidelidad de nuestro proceso electoral y sus resultados. Muchas gracias.

Analicemos entonces las propuestas de ambos candidatos y elijamos bien. Tenemos tiempo para meditar nuestro voto y con ello definir quién guiará a Guatemala por un mejor camino los próximos cuatro años. Nos vemos en las urnas en agosto.