La recaudación fiscal juega un papel importante para la economía de un país. Los ingresos fiscales son indispensables para que funcione la cosa pública. Cuando son bien administrados, pueden contribuir al fomento de la inversión y el desarrollo económico, así como mejoras importantes en temas de infraestructura, acceso a servicios básicos para toda la población, etcétera. En otras palabras, un adecuado nivel de recaudación fiscal, combinado con una ejecución honesta y eficiente, transforman una nación.

 

En Guatemala, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) tiene a su cargo la administración y recaudación de impuestos. Una responsabilidad bastante grande si realmente nos ponemos a analizar todo lo que implica la recaudación, administración, fiscalización y control de estos recursos. Por eso, el fortalecimiento institucional de la SAT es importante.

 

En ese sentido, y en el marco de su 25 aniversario, la SAT ha implementado una serie de importantes cambios que han tenido buenos resultados en materia de recaudación. La SAT se ha digitalizado, implementado herramientas tecnológicas para mejorar sus procesos de fiscalización. Entre ellas están plataformas como Fisel, la cual le permite visualizar en tiempo real la información tributaria de contribuyentes, PowerBI, de análisis de datos, e IDEA, enfocada a auditores para mejorar su eficiencia y productividad.

 

Adicional a ello, ha mejorado la experiencia y herramientas disponibles en la Agencia Virtual para los contribuyentes. Esto no solo incentiva el cumplimiento de obligaciones fiscales para los ciudadanos, sino también mejora los procesos. Por ejemplo, ahora una persona puede averiguar si está omiso o no a través de RITA, la asistente de respuesta inteligente aduanera. Fácil e inmediato.

 

En temas de aduanas, la SAT ha destinado importantes esfuerzos a su modernización, con miras a mitigar la defraudación y el contrabando aduanero, con el uso de Big Data, el fortalecimiento de Control de Tránsitos Aduaneros, la creación de sistema de información sobre defraudación y contrabando aduaneros (aplicativo de decomisos), la expansión de la Aduana Digital, entre otros. También ha implementado mejoras en la gestión de riesgo y el plan Anti-Corrupción en Aduanas. Todas estas medidas y herramientas han contribuido a un aumento del 47 por ciento, entre 2021 y 2022, de las mercancías decomisadas.

 

La digitalización de SAT y esfuerzos conexos son responsables, en gran medida, del incremento en recaudación de 29.3 por ciento y 13.3 por ciento para el 2021 y 2022, respectivamente. Se superó la meta del 2022 en Q11,930 millones o 15.7 por ciento. La digitalización de SAT y sus resultados concretos la hacen un ejemplo a seguir para las demás instituciones públicas de Guatemala y para otros países de la región.

 

Sin duda, se han logrado saltos cuánticos en recaudación al reducir el contrabando y la evasión. Sin embargo, ese esfuerzo generará resultados marginales decrecientes producto de sus mismos avances. Por consiguiente, el gran reto hacia delante es resolver el problema estructural de fondo, la llamada “informalidad”. Hoy son 7,085 NITs los que recaudan el 80 por ciento de los ingresos fiscales. Si bien esa cantidad de NITs ha incrementado, la tributación aún recae sobre (relativamente) pocos contribuyentes. Para financiar las grandes necesidades de nuestro país se vuelve imperativo que ampliemos la base tributaria y que todos aportemos según lo que en ley nos corresponde.

 

Para hacerlo seguramente tendremos que pensar “fuera de la caja”. Debemos repensar el régimen tributario de manera que incentive la formalización. La simplificación de trámites y procesos al digitalizarlos es un inicio, pero faltan cambios que bajen la altura de la alta barra que hoy representa formalizarse. Felicito a las autoridades de la SAT por su ejemplar proceso de digitalización. Espero que sepamos hacer uso efectivo de esos recursos adicionales que están siendo recaudados.