Esta es mi columna 443 en este medio y, tristemente, la última que verán publicada aquí. Escribí mi primera columna para El Periódico en agosto de 2013. Así que estuve a tan solo cinco meses de cumplir 10 años como columnista en este espacio periodístico. Hoy escribo las últimas líneas en este espacio en el que compartimos durante casi una década todos los jueves. Espacio que me ayudó a transmitir a mis lectores tantas de mis reflexiones e ideas de cómo construir una Guatemala mejor para todos.

 

Durante 27 años, El Periódico se posicionó como una fuente de información periodística, comprometida a la investigación y a la opinión. Destacó por la tenacidad de sus investigaciones sobre redes criminales, particularmente aquellas de narcotráfico y corrupción.

 

Es una lástima perder un medio de comunicación en un país. Y es triste ver que la suerte del medio se predique a la suerte de su fundador. Seguramente se habrán cometido desaciertos en el camino, pero la institución periodística debe prevalecer.

 

A José Ruben le agradezco los casi 10 años que me concedió este espacio. Lo mejor que le puedo desear ante la actual situación es una justicia imparcial e independiente, sin presiones ni sesgos de ninguna fuente.

 

Estoy contento porque tuve el privilegio de escribir una columna de opinión en uno de los medios más respetados en la historia de Guatemala. Tuve el honor de compartir en estas páginas junto a periodistas y pensadores muy destacados de nuestro país. Personas quienes, al igual que yo, buscaban generar criterio en los lectores asiduos de este gran medio. Y es que, desde un principio, El Periódico se diferenció de los demás medios guatemaltecos por su excelente carga de opinión.

 

Agradezco profundamente esta oportunidad que me dieron, sepan que la llevo muy cerca de mi corazón. Felicidades por casi tres décadas de periodismo hecho y derecho. Estoy seguro que su legado será valorado y recordado. Esperamos que la sociedad guatemalteca continúe exigiendo el respeto a la libertad de prensa y que otros medios se esfuercen por mantener los altos estándares periodísticos que caracterizaron a El Periódico.

 

Me despido de estas páginas con mucho pesar. Pero, como siempre se dice, cuando se cierra una puerta, se abre otra. Estoy seguro que, para los periodistas, columnistas y demás respetable equipo que dedicó su esfuerzo y tiempo a este gran medio, vendrán cosas buenas. Por mi parte, seguiré compartiendo con ustedes mi columna semanal a través de mis redes y mi blog. Por allí nos vemos.