Ser víctima de extorsión causa temor y ansiedad, pues se palpa el riesgo de una amenaza para la seguridad y la vida. Lamentablemente, este es un delito que ha aumentado durante los últimos 12 años y es por esta razón que las autoridades han accionado y plantean nuevas estrategias para combatir este flagelo, proteger a las víctimas y devolver la tranquilidad a la población.

Solo de enero a septiembre de este año, la Policía Nacional Civil reportó 11 mil 095 denuncias de extorsión, lo que equivale a un promedio mensual de mil 232. El 2021 cerró con 13 mil 288.
Pero las denuncias cuentan solo parte de la historia, ya que muchas personas se abstienen de hacerlo por temor a represalias.

Detrás de cada reporte hay un guatemalteco preocupado por su seguridad y la de su familia. Dora –nombre ficticio– lo vivió en carne propia.

Quienes llamaron para extorsionarla le mencionaron datos que la hicieron suponer que era vigilada. Acudió a denunciar y con esto se sintió más segura, pues un equipo de la División Nacional Contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda) emprendió la investigación. Recogieron el teléfono para monitorear los mensajes y las llamadas, así como para planificar un operativo y atrapar al culpable en flagrancia. Al confirmar la denuncia en el Ministerio Público (MP) se coordinó seguridad perimetral para la residencia de Dora.

Luego de las investigaciones se determinó que quienes la acosaban eran imitadores, sin capacidad de cumplir las amenazas vertidas, por lo que ni ella ni su familia corrían riesgo. Aun así, el trabajo de Dipanda y de la División de Investigación Criminal (DEIC) continuó.

Un mes después de que Dora presentó la denuncia, agentes de Dipanda se comunicaron con ella para asegurarse de que no había vuelto a recibir llamadas de extorsión.

Denunciar o no denunciar

El artículo Geografía y prevalencia de las extorsiones en Guatemala, publicado por el Observatorio de la Violencia de Diálogos, hace un zoom a la Encuesta Nacional de Percepción de Seguridad y Victimización (Enpevi) de 2018. Es interesante ver que hay departamentos como Guatemala en los cuales, ante una extorsión, el 50% de encuestados no denunció y pagó. Sucede algo muy diferente en otros como Petén y Escuintla, donde el mayor porcentaje de quienes eran extorsionados denunciaron y no pagaron —73% en Petén y 64% para Escuintla—.

Si bien el comportamiento en la mayoría de departamentos es no denunciar y pagar, la tendencia a escala nacional va migrando hacia la denuncia. La razón es que existe cada vez mayor conciencia sobre los mecanismos disponibles para hacerlo, la protección de las autoridades a las víctimas y la importancia de denunciar para romper el traumático ciclo de la extorsión.

La incidencia de este delito ha hecho que las autoridades y fuerzas policiales se especialicen en métodos de investigación y promuevan plataformas que usan la tecnología para combatir el crimen.

La consigna de las autoridades es “No pague, denuncie”, y hay dos razones claras: la primera es que sin denuncias no es posible perseguir el delito, identificar a los responsables y capturarlos. La segunda es que, “al pagar, el ciudadano está financiando a las estructuras criminales. Un pago por extorsión puede ser lo que el delincuente necesite para adquirir un arma y cometer un asesinato”, advirtió Edgar Morales, fiscal de sección adjunto de la Fiscalía contra el Delito de Extorsión del Ministerio Público.

“A la víctima no la dejamos sola”

El ciudadano puede usar diversos medios o acudir a diferentes lugares para denunciar: al centro de llamadas 1561 o la web www.tupista.gt de Crime Stoppers, acercarse a la Policía Nacional Civil, a las delegaciones de Dipanda, llamar al 1574 o ir a las fiscalías antiextorsiones del MP. También es posible reportar este delito en los juzgados de Paz. No importa el lugar en el que se reciben, todas las denuncias se remiten a Dipanda.

El comisario Ángel Esquivel Cámbara, jefe de Dipanda, afirmó: “A la víctima no la dejamos sola”. Además de asignar la denuncia a un grupo de investigadores con experiencia y competencia, quienes indagan apoyándose en métodos científicos para dar con el responsable, se brinda asesoría especializada. De ser necesario, se les asigna atención psicológica. Esto es posible gracias al trabajo en equipo, por lo que “la coordinación con el MP es del 100%”, según Cámbara.

El personal de Dipanda recibe un entrenamiento de alto nivel, muchos incluso se han capacitado en El Salvador, Washington y Miami.

El riesgo de no denunciar

“La persona que paga se convierte en cliente del extorsionista. El mensaje que envía al delincuente es que tiene dinero; entonces le llamará de nuevos números”, dijo David Custodio Boteo, jefe de la Dirección Especializada en Investigación Criminal (Deic). La población debe saber que el 83 de las extorsiones las comete un imitador. Recibir una llamada extorsiva no necesariamente supone un peligro, pero si el delito viene de una pandilla es sumamente importante el acompañamiento policial, advirtió.

En ambos casos, denunciar es el mejor camino, señaló.

Tanto Morales como Boteo subrayan que, ante el lógico temor a las represalias, las denuncias pueden hacerse con datos en reserva u omitidos. De acuerdo con el jefe de Deic, en la práctica esto significa que la información de quien reporta no se proporciona ni siquiera al abogado defensor del delincuente. También puede tomarse el testimonio como anticipo de prueba; es decir que la víctima no encara a los señalados en el debate.

La importancia de las denuncias anónimas

Boteo compartió que al inicio de su labor policial distribuía su número telefónico en tiendas, mercados o lugares claves. La idea era que los vecinos pudieran comunicarse si recibían alguna amenaza. Esto se traducía en innumerables llamadas a su celular, incluso por las noches y en días de descanso.

La tecnología ha permitido dar un gran salto en el combate del crimen, comentó. Ahora, al número 1561 o por www.tupista.gt de Crime Stoppers se pueden hacer denuncias anónimas durante las 24 horas de los siete días de la semana, las cuales son recibidas por equipos especializados. Si se trata de extorsiones, un equipo de Dipanda está listo para recibir los reportes.
Una de las grandes fortalezas de esta plataforma es la cantidad de información que los ciudadanos proveen a las autoridades y la garantía del anonimato.

Boteo detalló que las denuncias a Crime Stoppers han facilitado información pertinente de extorsionistas que fortalece los procesos de investigación y la inteligencia civil. Todo dato recibido se verifica, documenta y procesa, afirmó.

De enero a septiembre de este año, el 1561 de Crime Stoppers recibió 28 mil 900 llamadas. El delito más denunciado es la extorsión, seguido de narcotráfico. El jefe de la Deic afirmó que gracias a estas plataformas de denuncias anónimas se han obtenido importantes resultados.

Pedro Cruz, director de Crime Stoppers Guatemala, informó que la PNC “ha armado mil 078 casos con denuncias de la línea 1561 y la web tupista.gt durante los nueve meses —a septiembre— que han transcurrido de 2022”.

Por esta razón, Cruz aconseja: “Cualquier ciudadano puede compartir información. Quizá no ha sido víctima de una extorsión, pero sabe quiénes son los que atemorizan y cometen este delito en su colonia o comunidad. Pueden hacer una denuncia anónima en cualquiera de las dos plataformas de Crime Stoppers y con esto proporcionar información clave a las autoridades. Incluso pueden salvar vidas, pues no hay que olvidar que algunas veces las extorsiones se asocian a pandillas y al sicariato”.