La pandemia fue disruptiva en muchos aspectos. Aceleró la adopción de muchas tecnologías y nos convertimos expertos en trabajo virtual, nos adaptamos a pedir en línea, y migramos nuestra data a la nube. Esta acelerada revolución digital necesariamente implica acelerados cambios en los tipos de plazas que las empresas buscan llenar y, por consiguiente, en las competencias requeridas para optar a ellas.

Ninguno de nosotros es ajeno a la crisis económica y social que pandemia del Covid-19 causó en el mundo, la más grande de la historia moderna. En 2020, durante el primer año de la pandemia, la economía global se contrajo un aproximado de 3 por ciento y los niveles de pobreza mundiales aumentaron por primera vez en toda una generación, causando alarmantes incrementos en los niveles de inequidad. Los más afectados han sido los grupos más desfavorecidos, personas con bajos niveles educativos y pocos recursos financieros. Según información de la ONU, en 2020 el desempleo temporal de trabajadores con educación primaria o inferior se elevó hasta en un 70 por ciento. Aunado a ello, los jóvenes, trabajadores autónomos, las mujeres y aquellas personas con bajos niveles educativos, sufrieron la mayor pérdida de ingresos.

Dos años después, el panorama económico es incierto. En el caso de Guatemala, hemos tenido una de las mejores respuestas a nivel de nuestra tasa de crecimiento. El primer semestre de 2021 hubo un fuerte dinamismo en nuestra actividad económica, y en mayo la tasa llegó a su punto más alto, 14.2 por ciento. Sin embargo, a nivel regional, la situación es distinta. Según CEPAL, a pesar de que en un inicio, las proyecciones de crecimiento económico para la región 2022 llegaban a 3.3 por ciento, el desempeño real pareciera será tan solo 2.3 por ciento. Esto debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y las consecuencias del mismo, además de los efectos prolongados de la pandemia. Este menor crecimiento esperado está acompañado por una mayor inflación y una lenta recuperación del empleo. Los niveles de inversión y productividad también han bajado considerablemente.

¿Cómo agilizar esta recuperación económica? ¿Cómo podemos reducir el desempleo y el subempleo, particularmente entre los grupos más vulnerables?  Según los hallazgos del “Índice Global de Habilidades” de Coursera, plataforma de educación online, para evitar una ralentización de la economía, los líderes de la región deben priorizar e impulsar estrategias de desarrollo de fuerza laboral y profesional, enfocadas en negocios, tecnología y data science. El estudio de Coursera analiza las competencias y aptitudes de los estudiantes, así como la demanda de plazas laborales que requieran esas destrezas. Con esto se busca comprender el comportamiento del mercado laboral para identificar las competencias con mayor demanda insatisfecha. A partir de ello, las personas pueden decidir las habilidades en que se quieren formar para así colocarse en un empleo de valor.

Según el análisis de Coursera, las habilidades digitales son el lenguaje compartido de la economía moderna. Por consiguiente, son las competencias más buscadas desde las empresas en todo el mundo. Esto no implica que, para ser exitosos, todos tengamos que aprender algún lenguaje complicado de programación. Más bien, todos debemos poseer una “cultura digital”, y ser “letrados” en las habilidades digitales más básicas. Esto puede incluir el manejo sencillo de Office, comprensión de estadísticas y manejo de datos, o bien temas de social media o ciberseguridad. Estas habilidades son cada vez más importantes, particularmente porque los negocios e industrias han acelerado la transformación digital de sus operaciones.

Pero existe otro “set” de habilidades que también es muy importante en el desarrollo profesional: las habilidades humanas. Estas no pueden ser excluidas de nuestro Currículum Vitae aunque su desarrollo sí sufrió durante los encierros y la pandemia. Las habilidades humanas son aquellas incluidas en el amplio rango de habilidades: cognitivas, sociales, emocionales, así como la creatividad, el pensamiento crítico, la interpretación de la información, toma de decisiones y la comunicación. Tanto las habilidades digitales como las humanas se complementan. Las personas utilizan sus habilidades humanas para sacarle provecho (de manera ética y efectiva) a sus habilidades digitales. De igual manera, las habilidades digitales mejoran y realzan las habilidades humanas.

“No hay suficientes personas con las habilidades digitales correctas para hacerle frente a la transformación digital que las compañías están buscando”. Estas son palabras de Salil Gunashekar, PHD, director asociado e investigador líder de Corporación Rand, laboratorio de ideas y expertos en formulación de políticas públicas. Según sus investigaciones, tres cuartos de los trabajadores a nivel mundial no se sienten preparados para los trabajos del futuro, ni se sienten listos para enfrentar esta nueva era digital.

La automatización, digitalización y demás avances tecnológicos han llegado para quedarse. Como fuerza laboral y como país, tenemos que montarnos a esta ola. En ese sentido, el eje de Capital Humano de “Guatemala no se detiene” se convierte de vital importancia. Con ello, se apunta a reducir esas brechas de competencias que será necesario cerrar para lograr una vinculación laboral exitosa con esos empleos futurísticos del “hoy”. ¿Qué vamos a hacer para ser parte de esta era digital? ¿Nos subimos a la ola o nos quedamos atrás?