Este año escribí un total de 44 columnas. Mi objetivo en todas ellas era compartir mis reflexiones sobre el acontecer en el país y, más importante, ofrecer un espacio para promover conversaciones sobre estas temáticas de importancia nacional. Esta columna marca el cierre de nueve años y el inicio de toda una década como columnista. Así que quiero compartir algunas reflexiones para cerrar este 2021.

 

No hay duda alguna que Guatemala sigue siendo el país del eterno potencial. Un diamante en bruto al cual no logramos sacar su brillo a relucir. Muchos actores, en lugar de trabajar juntos para sacarle brillo, dedican su energía a estropear el trabajo de otros y prevenir su aporte a la causa, aún y cuando pueda coincidir con la propia. Tenemos mucho trabajo por hacer para entender que, para avanzar, tenemos que dejar la polarización atrás y enfocarnos en lo que nos une. La unión nos hace más fuertes.

 

El año 2021, sí algo nos ha demostrado, es que el pueblo guatemalteco es solidario. Nos ratifica que sí hay chapines que trabajan día a día por un mejor país. Este año se observaron muestras de un renacer. Y no solo me refiero a la salida de la pandemia, sino también por la admirable recuperación económica que hemos tenido como nación. Según el Banco de Guatemala, el 2021 cerrará con un crecimiento de 7.5 por ciento, dato que sobrepasa con creces las estimaciones iniciales y algo que no se había visto desde hace 40 años.

 

Parte de ese renacer es la incubación de una agenda de crecimiento y desarrollo incluyente. En ese sentido nuestro Congreso logró la aprobación de leyes a favor de tal desarrollo como la Ley para la Simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos, que busca eliminar la burocracia y velar por la transparencia en los organismos del Estado, la Ley de Leasing, las reformas a Ley de Zonas Francas y la Ley de Trabajo a Tiempo Parcial, que buscan dinamizar nuestra economía. Asimismo, se aprobó el primer proyecto bajo la modalidad de Alianza Público Privada (decreto 18-2021), lo que servirá de modelo para estimular el desarrollo de todo nuestro país. Debemos subrayar la aprobación de fondos destinados a programas de inglés. En el presupuesto 2022, un total de Q60 millones serán destinados a becas de inglés intensivo para que alrededor de 6,000 personas puedan ingresar al mercado laboral.

 

Todos estos avances coinciden con la agenda de “Guatemala No Se Detiene”, un convenio de cooperación interinstitucional que tiene como objetivo generar 2.5 millones de empleos en 10 años. Es de celebrar que exista un plan de atracción de inversión extranjera y que cada vez más actores lo adopten como propio.

 

Pasando revista sobre temas de importancia, en temas de seguridad destaca la brecha entre percepción y realidad. Cada hecho delictivo es repudiable y seguimos sin tener los niveles de seguridad que añoramos, pero la percepción es que vamos empeorando cuando las estadísticas son distintas. Por ejemplo, la tasa de homicidios pasó de 21 homicidios por 100 mil habitantes en 2020, a 16.3 homicidios por 100 mil habitantes en 2021. Gracias a herramientas como Crime Stoppers y las denuncias ciudadanas anónimas, 13 de los 100 más buscados fueron capturados. Como país, a la fecha hemos alcanzado 54 extraditables. En materia de justicia, es lamentable que aún no suceda la alternancia en la Corte Suprema de Justicia. Eso no es correcto. Ojalá nuestras instituciones de justica sean cada vez más independientes de presiones y tráficos de influencia, independientemente de dónde provengan.

 

Finalmente hablemos de la pandemia de Covid-19. Ciertamente seguimos en una situación complicada y debemos continuar teniendo todos los cuidados pertinentes. Aunque podríamos haber atendido la crisis de mejor manera, la realidad es que los resultados son favorables en relación a otros países. El dato duro que mejor lo ejemplifica es el número de fallecimientos debido a la pandemia. Guatemala registra una tasa cumulativa de 880 muertes por millón, lo cual se compara favorablemente con las 1,036 de Honduras o las 2,283 de México. No obstante, la vacunación va mucho más lento de lo esperado, apenas 24.8 por ciento de nuestra población se encuentra con esquema de vacunación completa, lo que nos ubica en una de las tasas de vacunación más bajas en el mundo y muy por debajo del 62.6 por ciento promedio de América del Sur. Al inicio quizás por la falta de vacunas, pero ahora principalmente por la resistencia a la vacunación.

 

Para el 2022, espero que podamos recuperar el optimismo y la voluntad de trabajar alrededor de objetivos comunes. Que podamos celebrar el renacer de Guatemala como un país que aprovecha sus grandes potencialidades. Y, lo más importante, es que esas cosas se traduzcan en mejoras significativas para todos los guatemaltecos. Para mí, el 2022 marcará toda una década de compartir con ustedes en este espacio. Este ejercicio, sin duda, me ha hecho crecer al escuchar, aprender y entender más sobre nuestro lindo país. Agradezco su acompañamiento a lo largo de este trayecto y espero que continuemos compartiendo durante el 2022. ¡Nos vemos!