La semana pasada utilicé este espacio para reflexionar sobre el plan de reactivación económica que tanto necesita nuestro país. Hoy continuaré con esa línea de pensamientos, desde otra perspectiva. Y es que, tal reactivación económica, no solo debe ser local, sino también regional. Recientemente fui autor colaborador del documento de investigación “La reactivación económica de Centroamérica en un mundo con Covid-19: encontrando oportunidades sostenibles en tiempos inciertos” del tanque de pensamiento Atlantic Council, en Washington D.C., el cual trata este tema.

¿Y la reactivación económica?

El documento arranca con una exposición sobre la actual crisis dual en nuestra región, derivada de la pandemia del Covid-19; una crisis de salud a la par de una económica. El análisis reconoce una serie de factores históricos que han limitado nuestro desarrollo: instituciones débiles, corrupción, violencia, angosta base de contribuyentes y mucho más. Ante este contexto, ¿qué se necesita para tener países prósperos? ¿Qué se necesita para que Guatemala, y toda la región centroamericana, sea una tierra de oportunidades para todos sus habitantes?

Existe una fuerte necesidad de reactivar la economía, no solo a nivel local, sino también a nivel regional. Este documento de investigación explora tal perspectiva regional. La conclusión es que existen oportunidades de mejora, pero solo seremos exitosos si actuamos unidos, como región. Los países centroamericanos tenemos ciertas aflicciones comunes. Podemos beneficiarnos mutuamente al promover soluciones orquestadas a dichos retos. El Covid-19 puede ser el catalizador que finalmente logre movilizar a los actores políticos para lograr las reformas regionales que tanto necesitamos. No obstante, eso se dificulta cuando la pandemia nos ha vuelto más introspectivos y aislados como países.

 

Hoy ya contamos con una integración aduanera con Honduras, y está pendiente tal integración con El Salvador. Asimismo, el libre tránsito de personas en el CA-4 permite que las personas crucen fronteras terrestres sin ninguna dificultad. Actualmente ya está en negociación el tratado de cielos abiertos para que los vuelos regionales sean considerados como nacionales, reduciendo el costo y ampliando nuestras posibilidades de desarrollo y cooperación. A pesar de que existen ciertas instituciones regionales, como el SICA, el Parlacen o la Corte Centroamericana, el avance en el proceso de regionalización ha sido demasiado lento, a la luz de los últimos 70 años en que se ha tratado de impulsar.

 

Recordemos que la integración regional no es un fin en sí mismo. Nos integramos para tener acceso a un mercado de una escala medianamente interesante. Para ser más competitivos como región ante el mundo entero. Sin embargo, hay mucho por hacer para lograr esa integración regional. Por ejemplo, nuestras aduanas son muy lentas en sus procesos y no existe mayor coordinación entre ellas. La digitalización de estos organismos, incluyendo su integración en un mismo sistema, podría acelerar el transporte y comercio entre fronteras.  Un precedente es el programa FAST entre Estados Unidos con México y Canadá, mediante el cual los transportistas comerciales no se detienen al cruzar fronteras. Otra idea es la creación de una ventanilla única a nivel regional para licencias sanitarias y registro de marcas. Esto sería un gran incentivo para empresas y compañías que quieran abrirse campo en el istmo.

 

No obstante, primero lo primero. Atendamos las urgencias a nivel interno. Tenemos que cuidarnos de no caer en una segunda ola de contagios que rebase nuestra capacidad hospitalaria para no truncar la incipiente reactivación económica. Además, como mencioné la semana pasada, gran parte de esta reactivación económica depende de la aprobación de una serie de leyes que buscan ese desarrollo incluyente. Esto me recuerda un ejemplo de la Gran Depresión en Estados Unidos. Ante una de las crisis económicas más grandes de la historia, el presidente Franklin D. Roosevelt, impulsó y priorizó la aprobación de 12 leyes de reactivación económica a través de su plan “New Deal”. Pero en nuestro país la aprobación de estas leyes parece no ser prioridad para nuestros diputados.

Esta es la ley que recibió dictamen favorable para regular trabajo a tiempo parcial

 

¡Necesitamos actuar ya! Necesitamos ese gran pacto de nación para salir de la crisis y generar empleo. Roosevelt lo logró con su “New Deal”, que ciertamente no era un plan perfecto, pero logró generar consensos, logró generar conciencia que todos tendrían que sacrificar un poco para ganar mucho. Para ello, requerimos ese paquete de leyes de reactivación económica. Aquí he agregado un breve resumen de las leyes que buscan tal reactivación, y que se encuentran estancadas en nuestro Congreso:

 

Pueden ver a continuación un borrador de carta para escribirle a su diputado de elección:

Descárguenlo aquí.

Finalmente busquen aquí los datos de contacto de todos nuestros diputados.

 

 

 

Atrevámonos a escribirles y pedirles que aprueben las leyes de reactivación económica, con el mismo sentido de urgencia que sentimos desde la ciudadanía.