La semana pasada compartí mis reflexiones sobre el reciente proceso electoral. Como ya lo afirmé, este año los chapines fuimos testigos de unas elecciones totalmente atípicas, derivadas de la situación política que actualmente vivimos y de los cambios aplicados a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) en 2016.

Muchos de los cambios a la LEPP fueron realizados con las mejores intenciones. Sin embargo, en la práctica provocaron confusión sobre las normas que se debían respetar. Por ejemplo, el TSE tenía a su cargo nuevas atribuciones que sobrecargaron sus capacidades. Las voces de alerta sobre las deficiencias fueron ignoradas.

Todo ello se manifestó en los errores de la transmisión preliminar de datos, lo cual causó descontento y desconcierto en la población. Es más, llegamos al punto en que se propagaron las sospechas y rumores de fraude electoral. Realmente es patético el estado del sistema de informática del TSE. La seguridad y el desempeño del mismo no cumplen con los requerimientos más básicos. Sus fallas generan dudas que merman la imagen del TSE como institución.

La única forma de eliminar las sospechas de fraude era haciendo una revisión manual de las actas generadas por las Juntas Receptoras de Votos Municipales y Distritales. Recordemos que el resultado final de nuestro proceso electoral depende de lo que está escrito en estas actas. Pero con las fallas de transmisión, toda esta información se puso en tela de duda.

Guatemala Visible, una organización ciudadana que busca el fortalecimiento institucional, tomó la iniciativa de digitar las actas de la elección de diputados nacionales y distritales disponibles en el sitio web de la TSE. Para hacerlo, durante dieciocho días, un equipo de diez personas siguió rigurosamente un protocolo de digitación, verificación y supervisión de actas, para luego aplicar el método d’Hondt de cálculo proporcional de escaños.

Fueron procesadas el 99.68 por ciento de actas de la elección de diputados de listado nacional y el 99.09 por ciento de elección de diputados distritales. Este esfuerzo requirió casi 30 mil minutos de trabajo hombre (cerca de 500 horas de trabajo). Como producto de este ejercicio Guatemala Visible encontró una coincidencia del 100 por ciento de diputaciones asignadas por el TSE. Por tanto, la conclusión inicial del equipo de Guatemala Visible es que no hubo fraude entre las actas digitales y su consecuente asignación de escaños en la elección de diputados.

Es de celebrar que existan iniciativas ciudadanas, como Guatemala Visible, que aportan insumos al debate nacional y que nos permiten aclarar las dudas que pudiesen haber quedado. Estoy seguro que al país entero le da tranquilidad que un tercer actor realice una auditoría ciudadana exhaustiva. Esto nos permite pasar la página y dejar atrás las sospechas de fraude electoral. De esta manera, nos podemos concentrar en las discusiones que importan y pasar a temas de desarrollo incluyente y de mejoras a nuestro proceso democrático. No podemos seguir estancados. Debemos seguir adelante.

Una cosa queda muy clara, la LEPP debe cambiar para fortalecer nuestra joven democracia y la labor del TSE. Guatemala Visible aporta importantes insumos para nutrir esa discusión. Ojalá el TSE presente sus propias propuestas y que estas recojan las sugerencias de mejora. De igual manera, tenemos que estar muy pendientes de otras propuestas que ya comienzan a rondar. Como ciudadanos debemos buscar los espacios de convergencia para tener las discusiones sobre el proceso electoral que queremos como nación.

Cualquier ciudadano (con la voluntad y tiempo suficiente) puede llevar a cabo el ejercicio que hizo Guatemala Visible. Por eso mismo me parece adecuado exhortar a los presidentes de las Juntas Receptoras de Votos a que se sumen a este esfuerzo de auditoría ciudadana. Sería un gran aporte que ellos revisen las actas físicas que ellos mismos subieron de manera digital a la plataforma del TSE, y así tener una validación adicional.

Por otro lado, cabe resaltar que, el hecho que los escaños por partido coincidan, no significa que las personas cumplan con el 100 por ciento de requerimientos de ley para ocupar una curul. Será responsabilidad del TSE conocer las tachas presentadas y actuar al respecto.

Como dice el refrán “del dicho al hecho, hay un gran trecho”. No es lo mismo manifestar nuestro descontento y quedarnos de brazos cruzados, que arremangarnos la camisa y poner manos a la obra para liderar los cambios que queremos. Debemos pasar de preocuparnos a ocuparnos, y eso aplica para todo. Está en nuestras manos fortalecer nuestra democracia y velar por los cambios que se necesitan para lograrlo.

Aplaudo la labor de Guatemala Visible y de todas aquellas organizaciones civiles que buscan ser parte activa de la transformación de nuestro país. Recordemos que todos somos responsables de este proceso. Entonces, hagamos nuestra parte.