Imaginen a un niño de 10 años llegar a su escuela, emocionado por aprender, sin imaginar que ese día su vida cambiaría para siempre. Un compañero se le acerca y le ofrece un paquete que parece un dulce, diciéndole que “no pasa nada” y que es “divertido”. Lo que parece un juego inofensivo o una travesura, en realidad, es el primer paso hacia una pesadilla. Lamentablemente esto es lo que está pasando a muchos centros educativos de nuestro país. Las drogas están en nuestras aulas, en los recreos, en las mochilas de nuestros hijos. Cada vez es más común que el consumo sea el primer paso para que se conviertan en distribuidores para las redes del narcotráfico.
El Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil (PNC) han identificado el incremento de venta de drogas dentro de centros educativos, una situación alarmante que pone en riesgo a miles de estudiantes. Las drogas sintéticas, más adictivas y letales que nunca, están al alcance de nuestros niños y jóvenes, quienes, en algunos casos, terminan involucrados en redes de distribución sin medir las consecuencias. Lo preocupante es que estas sustancias no solo tienen un impacto devastador en la salud física y mental de los adolescentes, sino que además los convierten en objetivos de grupos criminales que buscan aprovecharse de su vulnerabilidad.
El entorno escolar debería ser un lugar de formación y crecimiento, pero cuando la delincuencia se infiltra en las aulas, se pone en jaque el desarrollo de una generación completa. La educación es la mejor herramienta para cambiar el futuro de Guatemala, tristemente, sin seguridad en las escuelas, se trunca el acceso a oportunidades reales de progreso. Debemos preguntarnos: ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo si permitimos que las drogas tomen el control de los espacios educativos?
#AHORA Salvador Paiz, de Crime Stoppers, habla sobre el lanzamiento de Campaña de Denuncia Anónima Contra el Consumo de Drogas Sintéticas. “Invitamos a la población guatemalteca a denunciar esa comercialización, ese tráfico de drogas, particularmente de drogas sintéticas”, señala… pic.twitter.com/8sQ1WhJpZ2
— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) March 3, 2025
Frente a esta amenaza, no podemos ser indiferentes. La lucha contra el narcotráfico no es solo tarea de las autoridades, sino un esfuerzo de todos los guatemaltecos. Por ello, la iniciativa “La denuncia puede salvar vidas, incluyendo la tuya”, impulsada por Crime Stoppers Guatemala junto con el Ministerio de Gobernación y la PNC, brinda herramientas para actuar. A través de canales seguros y anónimos como el call center 1561, el WhatsApp 3764-1561 y el sitio web www.tupista.gt , cualquier persona puede denunciar, de manera segura y anónima, cualquier actividad sospechosa.
El impacto de la denuncia anónima a través de CrimeStoppers es innegable. Desde 2021, más de 1,550 investigaciones se han generado gracias a información proporcionada por ciudadanos comprometidos. Solo en 2024, los casos investigados aumentaron un 42 por ciento, en comparación con el año anterior. Esto demuestra que cada denuncia cuenta, que cada acción puede hacer la diferencia. Denunciar es una acción crítica pero debe complementarse con una intolerancia real desde todos los sectores. Las autoridades deben reforzar la vigilancia en los centros educativos, los docentes necesitan herramientas para identificar y orientar a los jóvenes en riesgo, y los padres deben involucrarse activamente en la vida de sus hijos, construyendo relaciones de confianza que permitan prevenir estas situaciones antes de que sea demasiado tarde.
Ser joven significa aprender, crecer y soñar con el futuro. Una mala decisión puede cambiar el rumbo de sus vidas para siempre. No podemos permitir que las drogas les arrebaten a nuestros niños y jóvenes sus sueños, su futuro. Es sumamente preocupante que muchas de nuestras escuelas e institutos han dejado de ser espacios seguros. Las drogas han entrado en las aulas, dejando a los jóvenes y niños cada vez más expuestos a este flagelo. Y nosotros no nos podemos quedar de brazos cruzados.
Estimados guatemaltecos, padres, docentes, jóvenes, niños, les pido que si ven algo, si saben algo, atrévanse a actuar. Sean valientes. Proteger a nuestros niños es proteger lo más sagrado de nuestra nación y de nuestro futuro. Debemos actuar con decisión para que nuestros centros educativos sean lugares de aprendizaje y esperanza, libres de drogas sintéticas. Juntos, podemos construir un país libre de drogas y de violencia. Juntos, podemos hacer la diferencia.