Durante los últimos dos años hemos presenciado cambios abruptos en nuestro mundo. La pandemia aceleró la adopción de tecnología y nuevos modelos. Para quienes no lograron adaptarse rápidamente a esa nueva realidad para sobrevivir, la brecha se tornó mucho más grande. Las barreras para alcanzar la prosperidad son más difíciles de sobrepasar. ¿Cómo nos hacemos parte de la transformación digital y aprovechamos las oportunidades que representa para lograr el desarrollo incluyente y prosperidad para nuestra nación?

 

Para tratar de responder esas preguntas, sostuve una conversación con cuatro líderes empresariales de nuestra región en el panel “Grandes retos económicos: Oportunidades logísticas y tecnológicas para la región” durante el XIII Foro del Sector Privado de las Américas. Este fue organizado por Cacif y la OEA, en el marco de la 51 asamblea general de la OEA.


Ciertamente hoy la tecnología se ha convertido en una condición para el desarrollo, puede habilitarlo o vedarlo. Tras la pandemia, la tecnología es ahora indispensable para todo, desde trabajar y estudiar, hasta hacer las compras. La tecnología ha revolucionado industrias y la pandemia aceleró la velocidad de adopción de estos cambios. Pero no todos los países hemos podido aprovechar estas nuevas tendencias en su totalidad. Según el Banco Mundial, menos de la mitad de los latinoamericanos tienen conectividad de banda ancha fija y solo el 10 por ciento cuenta con fibra de alta calidad en el hogar. Algunos países nos estamos quedando atrás por nuestra falta de preparación y agilidad de respuesta. Esto solo perpetúa las brechas como la digital, la de competencias y la de género.

 

La brecha digital representa una cuña que va de menos a más, que genera exclusión, limita oportunidades y perpetúa pobreza. Según el BID, lograr cerrar la brecha digital, respecto a los países de la OCDE, generaría más de 15 millones de empleos directos, impulsaría el crecimiento económico regional (PIB) en un 7.7 por ciento y aumentaría la productividad en un 6.3 por ciento. Por otro lado, cerrar la brecha de género en Latinoamérica, nos daría la oportunidad de tener un crecimiento del 34 por ciento en el PIB regional para el 2025. Perderíamos una enorme oportunidad si no incluimos a las mujeres en este proceso de transformación digital, ellas representan el 50 por ciento del talento de nuestro mundo.

 

Estos datos evidencian que tenemos muchísimo por hacer. Urge definir una agenda integral que nos permita avanzar. Urge lograr una coordinación y alianzas interinstitucionales para acelerar la transformación digital y cerrar estas brechas. Urge implementar programas educativos, accesibles para todos, que formen en sus alumnos competencias tecnológicas y habilidades blandas. Urge que nuestros gobiernos se muevan a la velocidad que los nuevos tiempos exigen. Tenemos mucho talento como región, pero corremos el riesgo que ese talento lo ahogue la ola de la revolución tecnológica. Subámonos a esa ola a aprendamos a “surfearla”.