Ayer fue 15 de septiembre de 2021, día que marca el 200 aniversario de nuestra independencia como una Guatemala libre e independiente. ¿Qué saldo nos dejan estos primeros dos siglos? Hoy marca el primer día de los próximos 200 años de historia. ¿Qué haremos diferente para convertirnos en esa nación que tanto anhelamos?

 

En 200 años hemos vivido acontecimientos duros, desde una guerra civil (que no nos gusta llamarla como tal) y fuertes conflictos geopolíticos. Hemos sobrevivido desastres naturales que han ocasionado estragos y tragedias en nuestro pueblo. Y hemos sufrido los vaivenes de una política accidentada. Todo esto, sin duda, ha marcado nuestra sociedad y nos han impedido avanzar como una verdadera república soberana. En todo este tiempo hemos sido incapaces de instalar un verdadero sistema de pesos y contrapesos de una república. Permanecemos como un barco a la deriva en pleno mar bravo, sin establecer ese “norte” estratégico que apunte al desarrollo incluyente que tanto le urge a nuestra nación.

 

Nuestra situación es precaria, pero quizás lo más preocupante es que vamos en la dirección contraria del país al que aspiramos. Una Corte Suprema de Justicia extendida en su plazo, una justicia totalmente politizada, un Congreso cada vez más alejado de su rol republicano (legislador, fiscalizador del Ejecutivo y representante del pueblo), una “narco-cleptocracia” enraizada y auto sostenida, entre tantos otros retos.

 

Hoy ese ese primer día de los próximos 200 años. Siendo un eterno optimista, quisiera pensar que esta nueva página del libro de nuestra historia nos pueda servir para abrir un verdadero diálogo y dejar atrás la polarización. ¿Cómo aprovechamos de mejor manera los próximos 200 años? ¿Cómo aprovechamos el próximo año para acercarnos a ese sueño de ser un país próspero, productivo y en paz? ¿Cómo nos convertimos en el referente regional de desarrollo incluyente? ¿Cómo llegamos a ser esa nación de generación de riqueza para todos sus pobladores? ¿de respeto al medio ambiente? ¿de política al servicio de los ciudadanos? Para lograrlo seguramente tendremos que ser un ejemplo de gobernanza, de una república democrática sólida, donde reine la meritocracia y el Estado de Derecho. En ese contexto, espero que los dolores de los primeros 200 años sean recordados como los dolores de crecimiento de nuestra adolescencia como nación.

 

Somos un país resiliente, con muchísima historia de la cual debemos estar sumamente orgullosos. Somos un país rico de fauna, flora y cultura. Somos un país bendecido con sus recursos, su posición geoestratégica y hasta con su clima. En este día tan relevante para nuestra patria, siento más que nunca las palabras de nuestro himno nacional. Espero, de corazón, que logremos hacerlas vivas. Que juntos, trabajemos para que Guatemala remonte su vuelo:

 

¡Ojalá que remonte su vuelo
Más que el cóndor y el águila real,
Y en sus alas levante hasta el cielo,
Guatemala, tu nombre inmortal!