En 2020 la educación a nivel mundial sufrió grandes cambios. De la noche a la mañana los centros educativos cerraron sus puertas y, tras ello, millones de niños abandonaron sus estudios. El sistema educativo guatemalteco, de por sí, afrontaba miles de carencias. La pandemia vino a agudizarlas.

 

Este 2021 parecía que los niños, finalmente, podrían retomar sus estudios. Se anticipaba con ilusión el regresar a las aulas de clase. Sin embargo, las disposiciones gubernamentales han limitado esa posibilidad. Los niños necesitan contacto para aprender, particularmente en países donde no existe costumbre ni capacidades de aprendizaje en línea.

 

El mantener las puertas de las escuelas cerradas conllevará consecuencias inimaginables no solo para el futuro de estos niños, sino también para el futuro de nuestra nación entera. En agosto de 2020 el Banco Mundial y el Ministerio de Educación de Chile llevaron a cabo un estudio en dicho país titulado “Impacto del Covid-19 en los resultados de aprendizaje y escolaridad en Chile”. El objetivo de este estudio era definir “cuál sería el impacto que tendría el cierre de escuelas en términos de aprendizaje”.

 

De acuerdo con los escenarios simulados en la investigación, si el cierre de las escuelas es por todo el año escolar, la pérdida de aprendizaje oscilaría entre 64 a 95 por ciento, dependiendo del nivel socioeconómico del niño. Parte de ello se debe a la caída dramática de los años de escolaridad. En Chile los años de estudio son casi 13. Debido a la pandemia, el promedio de años de estudio pasó a 12 años. En nuestro país, tenemos 6.3 años de escolaridad. Según estimaciones del Banco Mundial, de permanecer cerradas las escuelas 13 meses (tiempo que ya alcanzamos), los años de escolaridad llegarían escasamente a 4. ¡Cuatro! ¿Qué será de estos niños en el futuro?

 

No es por ser pesimista, pero la cosa no pinta nada bien. Cada día que pasa, aumenta la posibilidad de un abandono permanente de la escuela. Es de vital importancia para el futuro de toda nuestra nación el que los niños retomen su carrera escolar. La mayoría de los países en el mundo han privilegiado el aprendizaje y han optado por abrir sus aulas de clase.

 

Pero, para que ese regreso seguro sea posible, se necesita una verdadera estrategia y preparación. Esta incluye mascarillas para los niños y docentes, cumplimiento de los protocolos de desinfección, etcétera. Dicha estrategia sería robustecida al incorporar la vacunación de los docentes. En ese sentido es de celebrar que, en febrero, autoridades del Ministerio de Salud anunciaron que los docentes serán vacunados en la fase 2, léase la fase inmediatamente posterior a la actual fase de vacunación de adultos mayores a 70 años.

 

Independientemente de cuándo se llevará a cabo la vacunación de los docentes, se debe arrancar con la apertura de las escuelas siguiendo los protocolos establecidos que aseguran la salud de todos los miembros de la comunidad educativa. La vacunación no debería de ser una precondición para la apertura. No podemos seguir esperando a que se vacune hasta el último docente con las aulas cerradas. Tenemos que generar consciencia sobre el daño que sufren los niños por esta falta de acceso a educación, el cual incluso es mayor al riesgo potencial al que se exponen.

 

Recordemos que los datos reflejan que los niños no son tan contagiosos como los adultos y que, de contagiarse, sus síntomas suelen ser leves. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, únicamente un 8.5 por ciento de los casos de Covid-19 son de niños menores de 18 años. Investigaciones demuestran que los niños tienden a tener síntomas más leves y que, en muchos casos, la enfermedad pasa prácticamente desapercibida.

 

El riesgo para los niños es menor y se minimiza aún más al seguir todos los protocolos de higiene y salud.  De parte del proyecto “Juntos por un regreso a clases seguro” de Mineduc, USAID y Funsepa, los kits de desinfección ya comenzaron a ser entregados a los centros de acopio de distintas partes de nuestro país. Si las condiciones de los municipios lo ameritan, las escuelas podrán recibir su kit para poder preparar sus escuelas y así tener espacios seguros. Mientras tanto, ojalá nuestras autoridades continúen agilizando la vacunación en nuestro país, para que la mayor cantidad de docentes se vea beneficiado en el menor tiempo posible. Privilegiemos la educación. El futuro de nuestros niños depende de ello.