(Y otros temas sobre la falta de autoridad o normas claras sobre el uso de las orillas de carreteras)

Pluma invitada: Arabella Castro Quiñones

Hace unas pocas semanas tuve la oportunidad de viajar a varios departamentos del País y con la preocupación del ciudadano que, solo por un momento piensa que tiene derecho a lo público, me permito escribirle a los demás  ciudadanos y a las autoridades para ver si se toman unos minutos para  desenredar las normas juridicas y que quien tenga la autoridad legal en el ordenamiento de disponer de la propiedad a la orilla de las carreteras asuma su rol o bien que se analice si este ordenamiento hay que cambiarlo.

 

Empiezo con el libramiento de Chimaltenango: Hace pocos meses los guatemaltecos, ¡al fin! pudimos disfrutar de un paso por la cabecera municipal de Chimaltenango, en el que el recorrido de 10 kilómetros se hiciese en menos de una hora, y que en sus orilas no hubiese que sortear talleres mecánicos, cantinas, bares, farmacias, comedores o burdeles.  Hace poco también vimos que en un esfuerzo coordinado, las autoridades del Ministerio de Comunicaciones, diputados, alcalde y propietarios de terrenos,  al fin alcanzaron un acuerdo para la construcción de una carretera que beneficiaría a la población. Se terminó de construir el libramiento, con las dificultades ya conocidas por todos, obviando las cuales, me permito decirle:  ¡corra para disfrutarlo, mi querido amigo ciudadano!, porque en pocos meses ya no habrá “ libramiento”.  En nuestro País el desorden y falta de jerarquía de leyes, permite que el alcalde con visión de su pequeña jurisdicción y NO DE NACIÓN, autorice el acceso directo de una propiedad  a una carretera de jerarquía internacional.  En cualquier lugar del mundo “ordenado”, esas propiedades tienen un carretera domiciliar que permite a todos los terrenos accesar SOLO por un ingreso y salida y no que de forma inaudita, cada terreno tenga un acceso directo a la carretera.   Con mis propios ojos ya vi en la parte sin muro del libramiento, un comedor/restaurante que con sus sillas de plástico ya tomó posesión de un espacio y vi del otro lado de la carretera, la apertura de un terreno donde se ofrecen lotes y ya tienen listos hasta los blocks para construir quien sabe qué.

Pero no quiero referirme solo al libramiento de Chimaltenango, baste con observar la Carretera Interamericana para darse cuenta que sin ton ni son se permite que una excavadora rompa muros de la carretera, pagados con NUESTROS IMPUESTOS ( los suyos y los míos ), y que se extraiga arena, piedras… y una vez hecho a la perfección el boquete, ¡oh! casualidad,  verá usted una construcción para albergar una farmacia, una gasolinera, un motel, una venta de ropa y ¡Si!, también, UNA VIVIENDA PARTICULAR cuya salida directa que usarán niños y adultos es a la cuneta de la carretera, sea esta internacional o interdepartamental.   Y eso si:  si hay un accidente porque algún adulto despistado o pasado de copas o un infante salió de su casa directo a la carretera, ¿quién es el responsable?

¿Llegará el día en que los guatemaltecos podamos soñar con carreteras de tres carriles para viajar a Totonicapán o a Huehuetenango? Con el estado actual de las cosas, ¡Imposible mi amigo ciudadano!  porque esa libertad de comportamiento de que cualquiera  rompe los muros de las carreteras y establece un negocio o vivienda se repite sin cesar en todas las carreteras de nuestro país.   Muchas tiendas se ubican exactamente en la orilla, y los clientes que pasan en vehículos se parquean como pueden, apenas poniendo algunos las luces de emergencia.   Trate usted de pasar por el ingreso a San Cristóbal Totonicapán a más de 10 kilómetros por hora y seguramente le caerá sobre el vehículo un asador de carne o un maniquí de paca. Y ¿qué decir de los túmulos? Las personas pelean por construir sus negocios y/ o viviendas a la orilla de carreteras en el área que se deja reservada por seguridad o por si se necesita ampliar la misma: Área que también fue pagada con nuestros impuestos. Entonces, QUIEN autoriza esas construcciones? ¿Los alcaldes?  Si fuesen los alcaldes, acaso tienen derecho a autorizar esto en un área que compró el gobierno central (es decir, usted y yo con nuestros impuestos)? Y si no lo autorizaron los alcaldes, ¿no debieran éstos asegurarse que no suceda?, pero una vez obtenido el trofeo de construir casi encima de la carretera….. mejor ponemos túmulos, porque  es muy peligroso. Una vez más, en cualquier lugar del mundo civilizado los túmulos y otras señales para detener la velocidad son autorizados con visión de país y solo existen cercanos a zonas escolares. Pero el tema no se queda allí, el poder de los alcaldes o la falta de normativa ha llegado a tal punto que los domingos, día de mercado en Chupol, por ejemplo, los vehículos que llevan  los productos al mercado y  no tienen suficiente espacio para estacionar….….. “toman” uno de los carriles de la Carretera Interamericana, y que los que circulan por allí vean cómo torean carros, vendedores y compradores.   ¡Los que pudimos disfrutar en algún momento de nuestra vida de una parada gratuita  para ver el Lago de Atitlán ahora tenemos que soportar mamotretos que  parecen pastel de quinceañera, seguramente autorizados y arrendados  por alcaldes donde obligadamente usted tendría que tomarse una taza de café para poder disfrutar de la vista.

Esto no es más que un llamado de atención a las autoridades del Ministerio de Comunicaciones y diputados para que, se haga una revisión seria de la regulación del uso del suelo a las orillas de las carreteras y de las respectivas limitaciones a ciudadanos y autoridades ediles. Con el  desorden que les he descrito, y que seguramente muchos ciudadanos han vivido, no habrá turismo que se sienta invitado a recorrer nuestras carreteras para visitar, tal vez después de 5 horas, un sitio de interés.   Esto sin hablar de la basura que ya en otra ocasión me tomaré el tiempo para relatar.