Cerca de 1,580,000,000 de estudiantes en todo el mundo dejaron de ir a la escuela debido a la pandemia del Covid-19. Esto es 90 por ciento del total de alumnos matriculados a nivel mundial, algo jamás visto en nuestra historia. Se cree que gran parte de ellos no regresarán al aula de clases a estudiar. ¿Qué le depara a nuestro mundo, tras este escenario? ¿Cómo podemos velar por un retorno a clase seguro para todos ellos?

Desde febrero de 2020, los centros educativos de 191 países tomaron la dura decisión de cerrar sus instalaciones, para así proteger a la población de la propagación del Covid-19. No obstante, el cierre de las escuelas ha tenido un claro impacto negativo en la vida de nuestros niños, en su salud, en su desarrollo, educación y, también, en la economía familiar de cada uno de ellos.

 

Durante este tiempo hemos sido capaces de descubrir más de este virus y de cómo afecta a los niños. Los datos reflejan que los niños no son tan contagiosos como los adultos y que, de contagiarse, sus síntomas suelen ser leves. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, únicamente un 8.5 por ciento de los casos de Covid-19 son de niños menores de 18 años. Investigaciones demuestran que los niños tienden a tener síntomas más leves y que, en muchos casos, la enfermedad pasa prácticamente desapercibida.

 

En Guatemala contamos con un semáforo para saber qué tan elevado es el nivel de contagios en nuestro municipio. Este semáforo nos da una indicación del nivel de riesgo que tienen las escuelas al abrir. Cuando el semáforo nos da la pauta, mientras respetemos los protocolos y las medidas de higiene, es posible abrir en un escenario de riesgo controlado. Cuando el semáforo nos indica que se eleva el nivel de contagios en nuestro municipio y que, por consiguiente, se incrementa el nivel de riesgo de contagio en las escuelas, se procedería a cerrar las escuelas según el protocolo.

 

Debemos reconocer que seguir vedando el acceso a las escuelas tiene consecuencias muy reales. Entre estas están: un retroceso en el nivel de aprendizaje (se olvida lo aprendido y debemos iniciar de nuevo enseñando conceptos de 1ro primaria a un niño de 3ro primaria), un aumento del abandono escolar (con cada día que pasa aumenta la probabilidad que nunca regresen a clases y se trunque su educación de por vida), graves consecuencias en la inteligencia emocional y destrezas sociales de los niños (la comunidad escolar y las relaciones con otros niños, son parte importante de su desarrollo), acceso a alimentación y nutrición (muchos reciben dos de sus tiempos de comida en las escuelas), aumenta la delincuencia (me duele decirlo pero se incrementa la propensidad de delinquir en aquellos niños que abandonan la escuela y no tienen trabajo), incremento de migración (está demostrado que las familias cuyos hijos no asisten a la escuela tienen menos arraigo y optan por migrar ilegalmente en mayores proporciones), y muchísimo más.

COVID-19 y educación: Regresaremos, pero ¿regresaremos todos?

 

Realmente son muchas las funciones que cumple la escuela. Es el espacio en donde los niños tienen a acceso a alimentación, salud, resguardo, etcétera. En ausencia de una re-ingeniería masiva de nuestro sistema escolar y la garantía de acceso tecnológico y conectividad desde casa (lo cual tomará años y muchos millones), hoy debemos de regresar a clases en una forma que asegure que se están tomando las medidas preventivas y de protección de salud necesarias.

 


La vida no ha sido la misma desde marzo de 2020. El mundo cambió generando graves consecuencias para muchos pero, particularmente, afectando el futuro de los niños más vulnerables. Debemos ser responsables y cumplir con lo que nos toca. Nuestro mejor apoyo a la educación de nuestros hijos, no solo es asegurarles un retorno a clases seguro, sino también ser disciplinados con todas las medidas: lavarnos las manos, limpiar y desinfectar nuestros espacios, utilizar la mascarilla y mantener el distanciamiento social. Nuestros niños necesitan regresar a clases. Necesitan saber que todo puede regresar a la normalidad, que están seguros y que pueden seguir aprendiendo. Su futuro depende de ello.