En Guatemala nos da miedo pensar que nos van a dominar los “chairos” o los de la “ultraderecha”. Nos encanta tachar a las personas por su ideología. Tristemente, vivimos en una constante polarización e ignoramos por completo a nuestro verdadero enemigo. Un enemigo que nos ha hecho tanto daño a todos y que, en silencio, se hace cada vez más fuerte. Me refiero al narcotráfico.

Incautaciones al narcotráfico superan los Q4 mil millones en el 2020

 

Nos debería de preocupar cómo ciertas alcaldías del país, casualmente alineadas a las rutas de tránsito de ilícitos, están copadas por fuerzas oscuras. Nos debería de preocupar que existan curules en nuestro Congreso al servicio del crimen organizado. Nos debería de preocupar la magnitud de la deuda de favores que políticos que se deben a criminales e, incluso, el hecho que las campañas de elección de magistrados a nuestras más altas cortes se orquesten por estos traficantes. Hoy, el narcotráfico se ha convertido en el gran financista de los partidos políticos y el gran corruptor de nuestras cortes. De esta manera, las organizaciones criminales inciden cada vez más en las decisiones importantes de nuestro país.

 

¿Cómo vencemos a este enemigo común que erosiona nuestra institucionalidad? La solución es unirnos como sociedad en rechazo al Narcotráfico y sus principales actores. Unirnos en contra del poder corruptor y seductor de sus dólares sucios y teñidos de sangre. Unirnos para respaldar a los actores sanos (ellos saben quiénes son) en nuestras instituciones de seguridad y justicia que luchan contra este flagelo.

 

Este año nos tocan importantes procesos que definirán el rumbo de Guatemala. Uno de ellos es la elección de magistrados a nuestra Corte de Constitucionalidad. Además, no olvidemos que en nuestro Congreso se encuentran estancadas importantes iniciativas de ley que buscan el desarrollo de nuestro país.

 

No podemos dejar que estos importantes procesos se vean viciados por intereses espurios. La corrupción es un fuego que arrasa con el desarrollo de nuestro país, pero, el dinero ilícito del narcotráfico es como un bote de gasolina que alimenta y acelera el fuego. Ese bote de gasolina, que inclusive ha estado en manos de ciertas autoridades, ha sido ignorado por actores nacionales e internacionales.

 

Estamos en las puertas de un nuevo año, la oportunidad ideal para un nuevo comienzo, para un nuevo estado mental. Dejemos la polarización de lado y concentrémonos en lo que realmente le hace daño a nuestra Guatemala. No se trata de ideologías, de religiones, ni mucho menos de razas o etnias. El fanatismo por las ideologías nos nubla la vista y ocasionan caos innecesario, un caos que es aprovechado por esas fuerzas oscuras.

 

Los guatemaltecos somos todos nosotros y, como chapines hechos y derechos, debemos unirnos en contra de nuestro verdadero enemigo. No permitamos que este tome más fuerza. Que este nuevo año sea diferente y que, de una vez por todas, los guatemaltecos honrados y trabajadores, nos unamos por el bien de nuestra nación.