Estamos pasando por un momento sin precedentes. Covid-19 no es la enfermedad más letal que la humanidad ha combatido, pero ha expuesto las vulnerabilidades de la sociedad contemporánea y ha generado una crisis global sin precedentes. Una pandemia, en un mundo globalizado e interconectado, provoca una serie de consecuencias inimaginables. El Covid-19 pasará a la historia como un cisne negro.  

La teoría del cisne negro fue expuesta por el economista Nassim Taleb en 2007. Esta es una metáfora utilizada en los mercados financieros, que se refiere a aquellos sucesos impredecibles y atípicos, que tienen grandes repercusiones y que generan un gran impacto, generalmente negativo. Es un hecho tan atípico que, normalmente, se descarta de cualquier predicción. Un movimiento alejado por tres desviaciones de la media. Se le nombra cisne negro porque, hasta el siglo XVII, se creía que todos los cisnes del mundo eran blancos. Fue en ese entonces que un grupo de exploradores descubrió en Australia la existencia de cisnes negros. Por ello, la figura de estos animales se utiliza para ilustrar esos hechos inesperados.

A su punto más bajo, los mercados financieros sufrieron una caída de seis desviaciones estándar. El fenómeno es un Cisne Negro según el parámetro establecido por Taleb. Es indescriptible el drama humano que muchas personas alrededor del mundo están viviendo. Para ciertas personas e industrias los efectos de esta situación son devastadores. En las últimas dos semanas, he tenido solicitudes de apoyo de varios pequeños emprendimientos que están luchando por sobrevivir.

Debemos solidarizarnos con todas estas personas. Aquellos que se dedican a la hotelería, al turismo, los cines, los restaurantes, centros comerciales, salones de belleza, barberías, la industria del entretenimiento, también aquellos que trabajan en el mundo de los eventos deportivos y las fundaciones filantrópicas que trabajan por causas importantes en el país. Solidaricémonos con todos los que han perdido su empleo o su capacidad de operar su negocio.

El alcance de las repercusiones del Covid-19 van mucho más allá que el ámbito económico. La situación puede generar estrés y ansiedad en muchos de nosotros. El hecho de estar guardando cuarentena bajo estrés puede llevar a situaciones lamentables. Por ejemplo, en Francia, en una semana de cuarentena, la violencia intrafamiliar aumentó 32 por ciento en un área de la prefectura de Paris. En China, los casos de abuso infantil y violencia contra la mujer también aumentaron considerablemente, aunque no se tiene un dato estimado. Organizaciones en todo el mundo, como Naciones Unidas, Unicef, Save the Children, Visión Mundial, y otras, han advertido sobre estas terribles consecuencias y han hecho un llamado para que no abandonemos a las poblaciones vulnerables.

No hemos acabado de asimilar la magnitud de la disrupción mundial que aconteció. En estos momentos tan complicados, debemos estar cerca. Debemos demostrarles a nuestros seres queridos que estamos allí por ellos. Debemos generarle a nuestros hijos una sensación de seguridad y, aunque estamos atravesando momentos complicados, mientras estemos juntos, todo marchará bien.

 

Los niños tienen una capacidad de percepción increíble. Muchos tendemos a subestimarlos, pero en realidad su nivel de empatía y compresión puede llegar a sorprendernos. En mi caso, mis hijos me lo han demostrado. Estas últimas semanas he visto cómo se han visto forzados a madurar rápidamente. Ellos ven lo que sucede a su alrededor y han asumido actitudes casi adultas ante la situación. Saben que tenemos que cuidarnos entre nosotros y permanecer unidos en estos momentos.

 

Los invito a que resguardemos nuestro lado humano. Tomémonos un tiempo para preguntarle nuestros amigos cercanos cómo se encuentran. Hagámosles ver que no están solos en esto, que todos estamos atravesando por la misma situación. Tomémonos un tiempo para compartir con nuestros hijos y hacerles ver que estamos allí para ellos, démosles un abrazo, conversemos con ellos, hagamos una actividad que les guste. Llamemos a nuestros familiares y dediquémosles unos minutos de nuestro día para platicar de cualquier cosa, demostrémosles que estamos pendientes de ellos y que pueden contar con nosotros, a pesar de las circunstancias. Y, muy importante, démonos un respiro para nosotros mismos. El Covid-19 vino a cambiar muchas cosas en nuestra vida, no dejemos que nos quite nuestra propia sanidad mental.

 

Estamos pasando por un duelo, el duelo del mundo que conocíamos. Un mundo que, de la noche a la mañana, dejó de existir para nosotros. Podemos y debemos llevar este duelo por lo que hemos perdido, que no es poca cosa. Pero el duelo debe ser breve, porque debemos activarnos para buscar soluciones para salir de esta grave crisis; soluciones solidarias que apoyen a todos aquellos que están siendo más afectados, soluciones creativas, como la producción de ventiladores localmente, y soluciones prácticas, como las mascarillas hechas en casa, para reducir la velocidad de contagio. Que este cisne negro, saque lo mejor de nosotros. Solamente juntos será posible salir adelante como nación.

 

#JuntosSaldremosAdelante