Hace dos días se inauguró oficialmente el regreso a clases 2020. Con ello, tres millones 200 mil niños y jóvenes de todo nuestro país retoman sus estudios en más de 40 mil establecimientos. ¿Qué año les espera?

Cerramos el 2019 con muchas lecciones aprendidas y algunos logros alcanzados. Por ejemplo, gracias al sistema de monitoreo de días de clase de Empresarios por la Educación, se verificó el cumplimiento de 186 días de clases efectivos, con lo cual se alcanza la meta establecida. Además, se continuó con el remozamiento de infraestructura escolar y se implementó el programa Apoyo a Mantenimiento de Edificios Escolares Públicos (Quinto programa). Otro aspecto positivo son los avances en cobertura educativa, tanto a nivel preescolar como a nivel básico. Datos del censo reflejan que 7 de cada 10 niños cursan preprimaria. Contrario a lo que se creía, muchos niños de la primera infancia asisten a la escuela.

 

A finales de 2019 la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca), publicó los resultados de evaluación educativa a graduandos, enfocada en Matemática y Lectura. Participaron 157 mil 318 estudiantes de 4 mil centros educativos. La prueba muestra un logro en lectura de 37 por ciento y de 13 por ciento en matemática. Hay una leve mejora respecto a los resultados de 2018 (dos puntos porcentuales). Sin embargo, este cambio aún no es suficiente, ya que solo 4 de cada 10 jóvenes graduandos alcanzaron un aprendizaje satisfactorio en lectura y solo 1 de 10 en matemática.

Ciertamente, la ecuación de la calidad educativa es compleja, pero depende de grandes variables. Entre ellas están las competencias docentes, materiales didácticos, pensum, infraestructura y herramientas educativas (tecnología). Quizás la variable más importante son los docentes. Es de celebrar y reconocer el esfuerzo que todos ellos hacen por formarse y superarse. No obstante, vamos muy lento. El Programa académico de desarrollo profesional docente (Padep-D) solo logra capacitar alrededor de 3 mil docentes cada cohorte. Na’at, la plataforma de autoformación docente de Funsepa, podría llegar a ser esa solución que reduzca las barreras entre esos docentes y sus deseos de superación.

Necesitamos hacer escuchar la voz de todos los niños y jóvenes de nuestro país. Debemos ser ese apoyo que vele por los cambios que el sistema necesita. Este año existe una ventana de esperanza con la entrada del nuevo gobierno. Ojalá que las autoridades entrantes puedan romper con la actual dinámica clientelar entre gobierno y representantes sindicales, para así migrar a una nueva dinámica que priorice, sobre todas las cosas, la calidad educativa como su objetivo central.

 

A pesar de todo lo bueno, la realidad es que nuestro sistema educativo sigue sin mostrar cambios de fondo. Me atrevo a decir que funciona por pura inercia y avanzamos muy poco. Lo más lamentable de esto es que, quienes sufren las graves consecuencias de esto son nuestros niños y jóvenes, el futuro de Guatemala. Sino logramos cambiar la educación, no lograremos avanzar como país.

 

 

Es momento de cambiar las reglas del juego. No podemos permitir que esto continúe así. Los niveles de aprendizaje son avergonzantes. Le debemos, a nuestros niños y jóvenes, una educación de calidad, una educación de primer mundo, una educación que los ayude ser la mejor versión de ellos mismos, una educación que nos permita ser un país ejemplar. Para lograrlo tenemos que hacer las cosas diferentes y solucionar el sinfín de retos que tenemos en materia educativa.

 

Este 2020 los invito a que seamos una ciudadanía vigilante, estemos pendientes y apoyemos los pasos que den nuestras nuevas autoridades, siempre que vayan bajo esa lógica de calidad educativa como prioridad central. Solo así podremos transformar el futuro de nuestra niñez y juventud.