Hace 17 años falleció mi papá, Sergio Paiz Andrade. Quienes lo conocieron, saben que era un ser humano único. Una persona totalmente comprometida con su país y con la determinación de dejar el mundo mejor de como lo encontró.

 

 

Tras su fallecimiento, junto a mi madre y mis hermanos nos comprometimos a continuar la labor que mi padre había empezado en vida. Queríamos hacer algo en su nombre, pero no cualquier cosa. Queríamos crear algo que fuera el reflejo de cómo era mi padre: un educador que tocaba vidas, un fanático de la tecnología y un amigo de los niños. Un verdadero líder al servicio de Guatemala. Así fue como nació la Fundación Sergio Paiz Andrade, mejor conocida como Funsepa.

Creamos Funsepa con el objetivo de mejorar el sistema educativo de nuestro país a través de la tecnología, y hacerle honor a la vida de mi padre. Según él decía, la educación era el legado más importante que le podemos dejar a los niños. Él estaba convencido que la educación era la forma más efectiva para lograr una transformación de país, de raíz y duradera. Para él una computadora, bien aprovechada, tenía un potencial inimaginable para transformar dicha educación. Fue así como decidimos que en Funsepa nos dedicaríamos a aprovechar la tecnología para brindarle a miles de niños guatemaltecos una educación de calidad y así transformar sus vidas.

Ya pasaron quince años desde que se nos ocurrió esa idea “loca” (como muchos la llamaron). No ha sido fácil, pero les aseguro que han sido quince años sumamente enriquecedores. Con mucho orgullo, puedo decir que durante este tiempo hemos sido un importante actor en la transformación de la educación de nuestro país. En quince años hemos logrado equipar a 1,605 escuelas con 25,874 computadoras, beneficiando así a 559,692 niños de toda la república. Además, hemos capacitado a 1 de cada 2 maestros (¡Más de 86 mil docentes!) en el uso efectivo de la tecnología como herramienta educativa.

En Funsepa, usamos la tecnología como un catalizador para acelerar el ritmo de cambio. Entendemos y asumimos el sentido de urgencia con que se debe mejorar la educación en Guatemala. Si queremos que los niños de nuestro país tengan un futuro brillante, debemos brindarles una educación que los prepare para el mundo laboral del mañana. Para ello, necesitan maestros que estén a la altura de ese reto y se mantengan actualizados, a través de plataformas innovadoras, como nuestro más reciente proyecto, Na’at “El Despertar del Conocimiento”.

Como fundación, no habríamos alcanzado nuestro nivel de impacto sin el apoyo de tantos guatemaltecos. En primer lugar, de parte de los maestros. Ellos han sido un actor clave en nuestra labor. Ha sido muy gratificante ver cómo muchos de ellos nos han recibido en sus aulas de clase y se han comprometido con nosotros, para poder servir mejor a sus alumnos. Además de ellos, las comunidades también han jugado un papel importante. Los padres de familia y demás miembros de la comunidad, con sus ganas de innovar y mejorar, son los que se han organizado y hecho lo posible para poder equipar sus escuelas.

Pero además, todos ustedes han sido parte fundamental de este proceso. Muchos se han organizado para realizar voluntariados y donar su preciado tiempo en visitas a escuelas, otros nos han hecho invaluables donaciones en especie y muchos nos han apoyado en distintas actividades de recaudación, tales como el “Redondeo por la educación”, la “Cena a Ciegas”, “Un gol por la educación”, y próximamente el concierto de Diego Torres en Forum Majadas el 21 de septiembre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Muchas gracias. Gracias por quince años de aprendizaje y de logros. Gracias por quince años de mucha satisfacción e impactos trascendentales en el país. Gracias por permitirnos servir durante este tiempo a Guatemala. Gracias por ayudarnos a mejorar la educación de nuestros niños. Estoy seguro que mi padre está orgulloso de lo que juntos hemos alcanzado como Funsepa y muy pendiente de los retos que estamos por sobrepasar. Espero celebrar con todos ustedes y que el próximo 21 de septiembre cantemos junto a Diego Torres a todo pulmón “Color Esperanza”. ¡Por muchos años más! Como dice la canción, “saber que se puede, querer que se pueda”.