En las últimas semanas he presentado los hallazgos del informe del Diálogo Interamericano “La enseñanza para el éxito: políticas docentes en Shanghái y lecciones para América Central”. Hoy presento algunas recomendaciones para nuestro país. Ciertamente las circunstancias de Guatemala y las de una potencia como China son distintas, pero podemos aprender de sus buenas prácticas.

Guatemala, y los países de la región, tiene que asumir hoy el reto de transformar su sistema educativo para mejorar en el corto plazo. Para ello debemos tener una visión clara de hacia dónde vamos y un plan que nos direccione en esa línea. En ese sentido, es imprescindible desarrollar políticas que fortalezcan elementos para atraer y retener al mejor talento para ser maestro. Esto pasa por ofrecerles apoyo en su desarrollo, incentivos y un entorno de trabajo atractivo.

Una estrategia es contar con un sistema que combine elementos de desarrollo profesional y remuneración basada en méritos. Por ejemplo, se podrían considerar alternativas como elevar los estándares de contratación de docentes y desarrollar programas de mentoría y orientación para los maestros de nuevo ingreso. En cuanto a la remuneración, se podría iniciar introduciendo reformas menos controversiales. Por ejemplo, en Chile, Perú, Ecuador y Colombia, iniciaron este proceso con evaluaciones voluntarias para maestros (quiénes eran premiados con un bono tras su buen desempeño), antes de pasar a evaluaciones obligatorias y pagos sistemáticos basados en méritos.

Adicionalmente, se deben establecer estándares educativos, es decir, metas de aprendizaje claras. Cada maestro debe saber qué objetivos debe alcanzar en el año. En ese sentido es necesario velar por evaluaciones periódicas (para maestros y alumnos). También es importante que las instituciones de formación docente se enfoquen en la enseñanza de habilidades pedagógicas, contenidos efectivos y producción de soft skills. Una estrategia de Shanghái que podríamos replicar es asegurarnos que, durante su formación inicial, se exija tener una experiencia práctica supervisada para fortalecer las habilidades de instrucción.

Pero además de eso, se debe maximizar el tiempo de enseñanza. Existe evidencia que los modelos de gestión escolar comunitaria ayudan a aumentar la presencia de docentes en las escuelas, por ejemplo en descargarlos de compromisos administrativos. No obstante, de nada sirve tener más tiempo disponible, si no se aprovecha adecuadamente. Por eso es importante contar con un sistema de formación continua que ayude a los maestros a mejorar constantemente en estrategias de enseñanza y prácticas pedagógicas. Shanghái tiene mucho que enseñarnos sobre sus métodos de desarrollo profesional colaborativos. Ellos utilizan la observación colectiva para mejorar las prácticas dentro del aula, a nivel comunitario.

Mi conclusión global tras estas cuatro semanas es que, sin lugar a dudas, un sistema educativo con docentes bien preparados, seleccionados y ascendidos bajo un esquema de meritocracia, cuyo desempeño es evaluado periódicamente y apoyados por la sociedad en la realización de su labor, produce mejores resultados en el aprendizaje de los alumnos al largo plazo. Lograr tener un sistema así es un reto gigante. En nuestro país está pendiente una reforma educativa integral que vele por estos cambios. Espero que nuestras autoridades puedan tomar en cuenta elementos como los que he expuesto, para así transformar la educación de nuestra nación. Recordemos que una educación de calidad representa los cimientos sobre los cuales construiremos la nación próspera que soñamos.