La noticia de la tragedia que sucedió en Hogar Seguro Virgen de la Asunción el miércoles pasado, trascendió nuestras fronteras y ha conmocionado a muchos alrededor del mundo. Por mi parte, me solidarizo con las familias de las víctimas y las sobrevivientes. Sin embargo, mientras nuestra atención va de crisis en crisis, tras bambalinas suceden cosas sumamente importantes y trascendentales.

Muchos nos hemos conmovido ante esta terrible tragedia. No obstante, veo que, mientras un grupo de personas han pasado del sentimiento a la acción, otro grupo ha tomado una postura totalmente contraria y busca hacer leña del árbol caído. Algunos guatemaltecos se han activado para atender a las sobrevivientes del incendio, donando sangre u otro insumo, o bien brindando algún tipo de apoyo. Pero existen otros que se han dedicado a buscar réditos políticos, convocando a marchas en redes sociales, desprestigiando y dividiendo. Cabe mencionar que, en los hospitales a los que llegaron las niñas para ser tratadas, sí hubo medicinas para atenderlas, inclusive suficientes membranas de piel para cicatrizar las quemaduras. Sorprenden muchísimo las reacciones de aprovechamiento político de un lamentable evento como este.

Quiero dejar muy claro que en ningún momento estoy diciendo que dejemos pasar por alto la terrible muerte de estas niñas ni tampoco que excusemos a los responsables directos. Ciertamente se deben aducir responsabilidades y aplicar la justicia. Pero el problema de fondo es uno de capacidad de gestión e institucionalidad desde el Estado. Vivimos en un país que se encuentra gravemente enfermo. Un Estado raquítico, desfinanciado y devastado por 20 años de administraciones cada vez más depredadoras. ¡No podemos más! Urge concretar una hoja de ruta que defina un proyecto común a largo plazo cuyo fin sea reconstruir nuestra nación y sacarla adelante. Al igual que un Hogar Seguro en crisis, también hay un Sistema Penitenciario desbordado, un Sistema Educativo que no da la talla, un Sistema de Salud que no rinde como debería, un Congreso con intenciones dudosas y la lista sigue. ¿Qué vamos a hacer los guatemaltecos al respecto? ¿Atenderemos los problemas de raíz o seguiremos apagando los fuegos de emergencia?

Como mencioné, mientras la atención del país se ocupa por la crisis de turno, detrás del telón suceden cosas que deberían preocuparnos. Los ciudadanos no podemos bajar nuestra guardia. ¿Estamos enterados de lo que está pasando en el Congreso de nuestra República? Estos últimos días, algunos de nuestros diputados se han dado la tarea de proponer iniciativas de ley con dudosas intenciones. Una de ellas es la iniciativa titulada ”Ley de libre asociación del diputado”. Esta pretende favorecer el transfuguismo de los diputados, modificando el artículo 50 de la Ley Orgánica del Organismo Legislativo, con el argumento de que atenta contra la libertad de asociación. Esta ley, en esencia, se roba nuestro voto. Es muy sencillo, si los ciudadanos no tenemos la libertad de  escoger a nuestros diputados de forma personal, ellos tampoco deben tener la libertad de cambiar nuestro voto. Los guatemaltecos votamos por los partidos, no por los diputados.

Por otro lado, ¿qué está pasando en la Corte de Constitucionalidad y en la Corte Suprema de Justicia? ¿En qué están nuestros Magistrados? ¿Qué resoluciones han llevado a cabo? Hace algunas semanas, la CC y la CSJ fallaron a favor de once alcaldes que, además de fungir como funcionarios públicos, son contratistas del Estado. A pesar de que el Tribunal Supremo Electoral los excluyó de sus cargos en 2016, regresarán a sus funciones luego de que la CC y la CSJ los ampararon. Vale la pena recordarles que, el artículo 45 del Código Municipal, establece que no pueden fungir como alcalde, síndico o concejal, aquellas personas que presten servicios públicos, contratos, concesiones o suministros, con o por cuenta del municipio.  A mi criterio, vemos una CC con fallos muy cuestionados, como el retroceso de 15 meses en el caso Siekavizza, por el amparo otorgado a Roberto Barreda y la suspensión de las hidroeléctricas Oxec, tema del cual ya he escrito anteriormente.

Lamento profundamente este duro golpe a la niñez y juventud guatemalteca. Aplaudo a los guatemaltecos que se han unido para buscar prontas soluciones a esta tragedia. Una luz de esperanza ilumina nuestro camino  cuando unimos esfuerzos para resolver los problemas del país. La pregunta es, ¿cómo contagiamos esa solidaridad con sentido de urgencia para resolver las demás problemáticas que atañen a nuestra Guatemala? Todos los guatemaltecos tenemos la obligación de involucrarnos en el proceso de reconstrucción de nuestro país.