Con los bolsillos vacíos de dinero pero llenos de sueños, hace muchos años, mi abuelo, Carlos Paiz, viajó hacia la capital en búsqueda de una mejor vida. Poco sabía él que una “sencilla” venta de sandías a las afueras de la Catedral Metropolitana, se convertiría en un negocio mucho más grande que transformaría la vida de muchos, incluyendo la mía. El trayecto de mi abuelo no fue nada fácil. Tuvo momentos de desesperación y angustia, sacrificó muchísimas cosas y pasó largas noches en vela por la incertidumbre que sentía. Así es el emprendimiento, duro y sacrificado pero, sobre todas las cosas, también tiene grandísimas recompensas.

 

Vivimos en un país dónde más de 750 mil niños trabajan en lugar de estudiar, dónde más de 9 millones de guatemaltecos viven en pobreza y dónde la pobreza extrema aumenta año con año. Un ingrediente fundamental para cambiar esta realidad será el emprendimiento. Sin embargo, Guatemala no cuenta con las condiciones adecuadas para que el emprendimiento florezca. Por ello, muchos soñadores se frustran en el camino y dejan en el olvido sus sueños y aspiraciones. Nuestra sociedad necesita cambios urgentes para crear un ecosistema de emprendimiento adecuado. Los retos que tenemos son gigantes, van desde la falta de infraestructura adecuada, la falta de certeza jurídica y los altos costos de la violencia, hasta aspectos como la formación de nuestra niñez y juventud.

 

Actualmente, el Currículum Nacional Base contempla una sub-área de Emprendimiento para el Desarrollo dentro del capítulo de Productividad y Desarrollo. Su fin es proveerle a los alumnos una formación integral que les permita participar en procesos de desarrollo económico y social en su entorno familiar, escolar y comunitario. El sub-área de Emprendimiento para el Desarrollo, está orientado a despertar en ellos el espíritu emprendedor como elemento importante para salir adelante, además fomenta destrezas en planificación, administración, contabilidad, producción y promoción. Pero su implementación se ha quedado corta.

 

Este año surge Herramientas para Emprender, una iniciativa que busca cambiar esta realidad. Este proyecto, liderado por Empresarios Juveniles con el apoyo de Empresarios por la Educación, Fundación Citi y el Ministerio de Educación, busca capacitar a más de cien mil jóvenes estudiantes de 3ro básico y diversificado con los conocimientos necesarios para emprender. Además, cuenta con un componente de formación docente, cuyo fin es fortalecer el sistema educativo. El objetivo no solo es brindar formación y conocimientos, sino también motivación y una experiencia real en los alumnos, que les permita convertirse en emprendedores y asegurar la sostenibilidad de sus emprendimientos o que puedan insertarse con éxito en la vida laboral.

 

La experiencia en otros países nos dice que sí es posible mejorar rápidamente las condiciones de vida a través de la promoción del emprendimiento. Un claro ejemplo de ello es Manizales en Colombia, un lugar que le apostó a convertirse en la ciudad del emprendimiento hace cinco años. Manizales se alió con la Universidad de Babson (una universidad líder en emprendimiento) para desarrollar un proyecto que potencializara empresas medianas. El éxito fue rotundo, ya que fueron surgiendo más oportunidades para emprender junto a otras casas de estudio y el sector privado, generando así un ecosistema de emprendimiento adecuado y sostenible. Se rompieron barreras, se abrieron espacios con potenciales inversionistas, se aumentaron las ventas y se generaron más de 30 nuevos tipos de empleo, dándole trabajo a más de 1,200 personas. Hoy Manizales nos sirve como inspiración de lo que es posible si nos ponemos de acuerdo alrededor de un plan para reducir la pobreza.

 

Lo mismo puede suceder en nuestro país. Guatemala tiene un potencial inmenso, más grande de lo que podemos imaginar. Nuestra gente es trabajadora, soñadora y, como decimos en buen chapín, arrecha. Actualmente Guatemala está dentro del grupo de países con mayores niveles de actividad emprendedora a nivel mundial. Sin embargo, ese emprendimiento sucede en el contexto de un ecosistema abiertamente hostil. Iniciativas como Herramientas para Emprender busca cambiar esa realidad y darles alas a estos nuevos emprendedores. Estoy seguro que hay muchísimos soñadores como mi abuelo allá afuera, solo necesitan las herramientas para saber qué hacer y cómo hacerlo. Si tan solo les ofrecemos un mejor clima de emprendimiento, podremos lograr grandes cosas para nuestro país.