Cero. Sí, de seguir la tendencia actual, es así como las arcas del Estado se encontrarán al final del presente año. Es una pena que, a pesar de la activación ciudadana en contra de la corrupción, nuestro país se encuentre en una crisis de flujo. Ésta impide que el gobierno atienda los compromisos ya pactados y las enormes necesidades rezagadas que no han sido priorizadas.

 

Debemos reconocer que existe un agujero en las finanzas de nuestro Estado. Este déficit está afectando la capacidad de ejecución de todas nuestras instituciones, sobretodo aquellas que atienden áreas prioritarias como la salud, la educación, la seguridad y la justicia. Por ejemplo, el Ministerio Publico solicitó un total de Q1,653 millones para su ejercicio durante este año. Le fueron aprobados únicamente Q1,000 millones, de los cuales sólo le entregaron Q718 millones. Evidentemente esto ha puesto en riesgo el funcionamiento de una entidad tan importante, como lo es el MP.

 

Sin embargo, en Guatemala vivimos una especie de paradoja. Mientras nuestra economía crece a más del 4%, nuestros ingresos fiscales crecen a menos de 1.5%, provocando una estrangulación a nuestras instituciones por falta de recursos. ¿Cómo es esto posible? ¿Dónde están estas principales fugas a nivel de ingresos? Para responder estas preguntas, podemos hacer una sencilla comparación entre lo recaudado a Septiembre de 2014 y lo recaudado a Septiembre de 2015. Se hacen evidentes tres dramáticas reducciones: el IVA sobre importaciones, el Impuesto sobre la Renta (ISR), tanto de empresas como de personas individuales, y las regalías a hidrocarburos. Es comprensible que haya habido una caída de esta última, debido al dramático derrumbe del precio del petróleo a nivel mundial. No podemos decir lo mismo de la reducción del IVA por importaciones ni del ISR. Francamente estas caídas son sorpresivas. No hay explicación lógica, a primera vista pareciera ser que siguen operando estructuras de defraudación aduanera y que, de alguna manera, se ha generado una erosión en la moral tributaria.

 

Esta dramática reducción repercute directamente en los recursos con los que cuenta el Estado para hacerle frente a sus responsabilidades. Tener las arcas en cero le ocasiona un gran daño a nuestro país y, los últimos meses, todos hemos sido testigos de las dramáticas consecuencias que esto ha ocasionado, especialmente en el sistema de salud pública. Sin recursos, un Estado no puede funcionar correctamente, ni mucho menos atender las prioridades de país como la vacunación, el pago de deuda externa o financiar al sector de justicia. Está claro que existen fugas de ingresos y también fugas de gastos (en temas de corrupción, caprichos políticos y gastos superfluos del Ejecutivo y el Legislativo), entonces ¡resolvámoslas! ¡Velemos porque el país entero salga a flote! Velemos por tener un Estado eficiente, donde cada centavo invertido produzca un impacto positivo para promover el desarrollo incluyente. En ese sentido, la aprobación de la Ley de Compras y Contrataciones es un paso decidido en la dirección correcta, pero aún insuficiente. Más allá de eso, el cambio lo debemos reforzar al modificar nuestros comportamientos individuales.

 

Este 2015 los guatemaltecos hemos sido proactivos para resolver algunos temas de país. Hemos tomado las plazas y alzado nuestra voz en contra de la cleptocracia que se ha enraizado en nuestro sistema. Afortunadamente, salimos triunfantes y logramos importantes cambios. Pero salir a protestar en contra de la corrupción no es una excusa para no pagar impuestos. La legislación fiscal vigente es clara y todos los ciudadanos tenemos la obligación de cumplirla. Quienes hayamos protestado en la plaza debemos proveer el ejemplo que, para luchar contra la corrupción, debemos dotar de recursos a las entidades correspondientes. Es momento que utilicemos esa misma fuerza de nuevo y velar porque se lleven a cabo los cambios necesarios para sacar a Guatemala de esta crisis financiera.

 

Debemos ser propositivos ante esta problemática. Por eso es imperante que estudiemos a fondo propuestas serias y técnicas que ofrezcan soluciones integrales, y no un “chapuz” para salir del paso, como comúnmente decimos los chapines. Pero, lo más importante, es que seamos coherentes con nuestras protestas, como empresarios y como personas individuales. Debemos cumplir con la normativa fiscal y ayudar a elevar la recaudación. No podemos salir a protestar un día por la corrupción y al otro día comprar productos piratas. No podemos quejarnos del sistema de salud y después pedir que no nos extiendan factura para ahorrarnos el IVA. ¡Seamos coherentes! Es cierto, hay corrupción y es un asunto que urge resolver. Pero parece que se nos ha olvidado que las instituciones que deben hacerlo (el MP y las Cortes), no pueden cumplir sus funciones sin recursos. La recaudación de dichos recursos depende de todos los guatemaltecos. No pretendamos tener un mejor país sino queremos colaborar con nuestras mínimas obligaciones como ciudadanos. Nuestra Guatemala necesita una mayor y mejor inversión de recursos públicos para salir adelante. ¡Nos toca a todos nosotros velar por eso!