Le hemos dado la bienvenida al mes patrio más emocionante que muchos de nosotros hayamos vivido hasta ahora. Este septiembre, los guatemaltecos tenemos la oportunidad de cambiar de una vez por todas el rumbo de nuestro país. La gran pregunta es, ¿queremos ser parte de este cambio o nos limitaremos a no participar?

 

En el día de advenimiento del mes patrio, me emocioné al ver cómo una cadena de ciudadanos portando rosas blancas resguardaba el ingreso al Congreso de la República, para que así se diera el voto histórico sobre el antejuicio. Ello evidencia una ciudadanía tolerante a las diferencias de opiniones pero también respetuosa de las instituciones nacionales. Cuando una ciudadanía se une, grandes cosas pueden ser alcanzadas. Sin embargo, llamó mi atención que muchos manifestantes expresaban su rechazo hacia las elecciones del próximo 6 de septiembre. Ellos hacían un llamado a no participar en tan importante fiesta cívica. Me pregunto, ¿será que el no ir a votar es la solución que el país necesita o nos llevará hacia un abismo de incertidumbre política?

 

A mi criterio, los guatemaltecos no nos debemos abstener de ir a votar. El voto es el mecanismo democrático para otorgarle nuestro mandato a quienes lo ostentarán desde el Organismo Ejecutivo, el Organismo Legislativo y el poder local. ¿Estamos inconformes? ¡Sí! ¿Repudiamos los hechos de corrupción? ¡Sí! Pero abstenernos de ir a votar – o votar nulo bajo la actual norma electoral – implica abdicar nuestro propio rol en marcar el rumbo que deseamos para nuestro país.

 

La desesperanza por quizás no encontrar algún candidato con quien nos identifiquemos o, peor aún, saber que hay varios candidatos que tienen cuentas pendientes con la justicia, no debe de provocar un rompimiento constitucional. Esta llama de desasosiego y frustración que sentimos debe mantenerse viva para exigirle al TSE y las Cortes que hagan respetar las normativas electorales de idoneidad, techos de campaña, “compra” de votos, entre otras. Esta llama debe de mantenerse viva para continuar empujando las reformas estructurales que el país necesita, para promover la participación de “buenos” servidores públicos al valorizar su suscripción, y para abrirle paso a una nueva clase política que vele por los cambios que nuestra nación necesita.

 

Recordemos la importancia de depurar el Congreso al emitir nuestro sufragio. El actual Congreso nos robó la posibilidad de una reforma política burlándose de la ley, secuestrando el Pleno una infinidad de veces y atrasando procesos legislativos de gran importancia. El próximo domingo, debemos tener mucho cuidado en cómo votaremos por diputados al Congreso, ya que elegiremos por ‎listados. No podemos permitir que se nos sigan colando aquellas personas que han demostrado ser los protagonistas de la cleptocracia actual. Elijamos a profesionales aptos e idóneos, dignos de ser honorables diputados del Congreso.

 

Construir una nación no se puede ni se debe hacer a la carrera. No podemos resolver años de problemas en una semana. Optar por una vía no democrática para escoger a gobernantes de facto implicaría un retroceso para el país. Estoy seguro que todos los guatemaltecos queremos un gobierno transparente que respete la Constitución y el Estado de Derecho. Velemos entonces por esa institucionalidad y ejerzamos nuestro voto. Si queremos cambiar a nuestro país, dicho cambio lo decidiremos los ciudadanos y sucederá en las urnas, tanto las presidenciales como las legislativas y municipales. Seamos parte del cambio y vayamos todos juntos a votar el próximo domingo. Decidamos inteligentemente por y para un mejor país. ¡Arriba Guatemala!

 

#NoDesperdiciesTuVoto

 

#GuatemalaNoSeVende