En el mundo entero se reconoce la obvia necesidad de generar oportunidades a través del trabajo a tiempo parcial. De hecho, en 1994 la OIT aprobó el convenio 175, el cual insta a facilitar el acceso al mismo.

En Guatemala este pacto estaría siendo implementado a través de un desarrollo legislativo que modifica el marco laboral. Es así como nació la Iniciativa 4648, “Ley Reguladora del Trabajo a Tiempo Parcial”, presentada hace más de un año al Congreso Nacional de la República para su debida evaluación y posible aprobación.

El objeto de esta legislación es regular el trabajo prestado por horas, con la finalidad de “fomentar el acceso al trabajo decente y, reducir el subempleo, desempleo y facilitar el acceso al mercado laborar de los trabajadores en general, con énfasis en los jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad”. De igual forma, la reglamentación hace énfasis en la voluntariedad de todas las partes para que nadie sea “coaccionado ni obligado a tener un contrato por horas”, además del respeto a todos los derechos, obligaciones y beneficios del que todo trabajador debe gozar.

Lastimosamente, Guatemala es de los pocos países en Latinoamérica que no cuenta con una ley que vele por todas aquellas personas que, por distintas razones u obligaciones, no tienen opción a dedicar su día entero al trabajo. Me refiero a personas como tantas madres jóvenes y estudiantes, quienes representan una gran fuerza laboral e intelectual para el país.

Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos de 2013, a nivel nacional  aproximadamente el 27% de la población económicamente activa se encuentra entre 15 y 24 años. Sin embargo la tasa de desempleo oficial de ese grupo es del 5.2%, el doble que en el grupo de personas mayores a los 25 años. Por otro lado, las mujeres también se ven afectadas, experimentando mayores tasas de desempleo respecto a los hombres (4.6% mujeres y 2.4% hombres).

¿Por qué detener el avance de una iniciativa que le abrirá oportunidades a muchos guatemaltecos? Es ilógico frenar el progreso de nuestro país cuando existen miles de personas que hoy aclaman a gritos un trabajo a tiempo parcial o que, sin mayores opciones lícitas, se ven obligados a trabajar ilegalmente, sin respeto a sus derechos o prestaciones. Detener la 4648 representa un freno a las aspiraciones y sueños de tantas madres y jóvenes que desean avanzar en la vida.