De tal cuenta, me parece oportuno ahondar en el tema y continuar este diálogo sobre los temas que nos afectan. No es secreto que en Guatemala hemos pasado por fuertes conflictos en donde desarrollamos una serie de hábitos que, a la fecha, seguimos perpetuando. Una de esas conductas es la polarización.
La polarización tiene una estrecha relación con el surgimiento de conflictos sociales y su resultado es una sociedad dividida y enfrentada entre sí. De esta manera, una sociedad polarizada se refiere a sí misma como “nosotros-ellos” y no como una sola, como debería de ser. Los “bandos” están involucrados emocionalmente en los conflictos y no logran superar esa carga sentimental para emitir un juicio objetivo.
No pretendo que ignoremos el pasado. Todo lo contrario, me parece que no aprendemos suficiente de nuestra historia. El objeto de reflexionar sobre el pasado no es para seguir perpetuándolo sino para tomar esas lecciones que nos ayuden a marcar los cambios necesarios para mejorar el futuro. Con los hábitos de ayer, nunca lograremos activar ese proceso de generación de acuerdos mínimos hacia la construcción del desarrollo incluyente que todos buscamos.
Pieza indispensable de ese desarrollo incluyente, aunque ciertamente no la única, es la activación económica. La fuerza detrás de dicha activación serán los guatemaltecos emprendedores, quienes empezarán chicos pero crecerán con ahínco sus negocios. Lo cierto es que Guatemala no produce suficientes emprendedores para generar la cantidad de empleos formales, dignos y con seguridad social, para la abrumadora suma de jóvenes que día a día se incorporan a la fuerza laboral del país.
Es aquí donde debemos cuestionar nuestras acciones y decidir qué ruta tomaremos, ¿seremos una generación de construcción del cambio o seremos la generación que perpetuó la descalificación en forma generalizada? Llevar a Guatemala al desarrollo no será tarea fácil. Es por eso que hago énfasis en la importancia de promover el diálogo y la propuesta, en lugar de revivir fantasmas del pasado. En nuestro proceso de cambio, la labor periodística será sumamente importante tanto por su rol de fiscalización como para estimular el pensamiento crítico. Lo que es cuestionable es el hecho de generalizar y estereotipar sin sentido, refiriéndose a rumores como si fueran hechos.
Cuando era pequeño, mi abuelo solía presentarnos analogías para que comprendiéramos el mundo que nos rodeaba. El árbol se poda desde abajo, solía decir. Si alguna rama no cumple con nuestros altos estándares, es esa la que debemos de podar. Pero, no por podar esa pequeña rama trunquemos el crecimiento del árbol entero así como no por señalar un comportamiento indebido condenemos a todo un sector.