A inicios del año pasado llegó al Congreso la iniciativa 4644 titulada “Ley de Promoción de Inversiones y Empleo”. Recientemente dicha legislación ha sido sujeta de discusión ya que, como cualquier normativa, implica ciertos trueques.

La SAT advirtió al Congreso que la aprobación de dicha ley supondría una caída en la recaudación fiscal de Q1.2 mil millones. Esto debido a los incentivos fiscales y no tributarios que la ley propone, como el descuento al ISR y otros descuentos más por exención (impuesto a la importación e IVA por importaciones de maquinaria, materia prima, arrendamiento y el Impuesto de Solidaridad). Este monto equivale a 0.3 por ciento del PIB. Sin embargo, pareciera que esta es tan solo la primera iteración del análisis. Valdría la pena asegurar que dicho análisis cuente con todas las variables. y que todos los guatemaltecos que estamos preocupados por la generación de empleo evaluemos el tema más a fondo.

La iniciativa 4644, como cualquier moneda, tiene dos caras que deben analizarse como parte de un solo conjunto. Si nos vamos al marco general de esta iniciativa, vemos como la naturaleza de esta legislación se basa en la “importancia de crear un marco legal para la atracción de inversiones y la generación de empleo”. Esto debido a los fuertes desafíos económicos que Guatemala enfrenta, sobretodo en zonas como San Marcos, Quetzaltenango, Sololá, Retalhuleu, Totonicapán, Quiché, Huehuetenango y Suchitepéquez.

La ley no se está creando en el vacío, se está creando en sustitución de otra serie de incentivos a la atracción de inversión. Esta modificación forma parte de los compromisos de Estado adquiridos con la Organización Mundial de Comercio y la Organización Internacional del Trabajo. De no aprobarse, para el 2015 nos quedaríamos sin incentivos para retener a las empresas que hoy dependen de ellos, tales como las maquilas. Como país competimos contra muchos de nuestros vecinos que ya han aprobado normativas sustitutivas similares por lo que no solo perderíamos a las compañías existentes, sino también la capacidad de atraer nuevos empleadores. El resultado concreto sería la pérdida de 500mil empleos formales y la imposibilidad de crear miles de nuevas fuentes de trabajo. ¿Habrá tomado en consideración el análisis de SAT todos los nuevos impuestos y contribuciones que sí harían esas nuevas plazas de trabajo formales?

Por la información presentada, pareciera que el estudio de SAT podría enriquecerse en dos aspectos. En primer lugar el hecho que no se puede comparar los ingresos fiscales contra los ingresos de este año.  Habría que comparar y decidir entre el escenario de pérdida de 500 mil empleos formales contra los incentivos que este paquete otorga. En segundo lugar, incorporar los efectos indirectos en recaudación que generarían las nuevas inversiones. Nuevos empleos formales beneficiarían a cientos de familias guatemaltecas quienes tendrían ingresos para consumir más y así activar la economía en muchas partes del país.

La realidad es que Guatemala se está quedando atrás. Sin incentivos como los que presenta esta legislación, nuestra economía no podrá mantenerse y, peor aún, podría decrecer en forma abrupta. Más inversión supone una mayor producción, por ende el crecimiento del comercio y la creación de nuevas fuentes de empleo, dando lugar así a un desarrollo económico y social.

Actualmente Guatemala es de los países de la región con menor Inversión Extranjera Directa (IED). Para el 2012, Nicaragua presentaba un 7.7 por ciento de su PIB en IED, mientras que Guatemala únicamente captó un 2.3 por ciento. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dicha cifra representaba un récord para nuestro país debido al incremento de 18 por ciento respecto a la captación reportada en 2011. ¿Qué pasará en 2015 cuando los incentivos ahora existentes desaparezcan y se requieran nuevas herramientas para mantener la actividad económica? ¿Seguiremos viendo pasivamente el deterioro de estas cifras o haremos algo al respecto?

Guatemala afronta hoy una crisis fiscal, por tanto la SAT no deja de tener razón en velar por cada centavo de los impuestos. No obstante, tenemos dos opciones y debemos tomar una decisión como país: (1) invertir en estos esquemas para generar empleos o (2) quedarnos de brazos cruzados, viendo como se erosiona nuestra competitividad en comparación a nuestros países vecinos.  Atraer a INTEL a Costa Rica o el centro de llamadas ATENTO a Nicaragua supuso mucha determinación y sacrificios de corto plazo para facilitar la generación de empleo a largo plazo. La aprobación de esta ley representa la apertura de nuestras fronteras para enfrentar nuevos retos y avizorar todo un nuevo panorama para la economía guatemalteca que, eventualmente, nos lleve a la Guatemala con la que todos soñamos.