Según lo indica nuestra Constitución Política, la potestad legislativa le corresponde al Congreso de la República. Entre sus funciones oficiales incluye la interpelación de los ministros de Estado. Sin embargo, durante 13 meses y 24 días, nuestro Organismo Legislativo estuvo secuestrado. La recompensa era un voto de falta de confianza que, a fin de cuentas, no fue concedido por la mayoría.

Hoy quiero denunciar esta anomalía al Estado de Derecho guatemalteco. La paralización que sufrió la agenda legislativa debido a la interpelación realizada al Ministro de Cultura, Carlos Batzin, fue totalmente abusiva e ineficiente.

El recurso de interpelación es valioso y legitimo. Los congresos alrededor del mundo usan esta herramienta para fiscalizar el trabajo del Ejecutivo. Sin embargo, la propia Constitución Política de la República establece como función fundamental del Congreso, entre otras, la de legislar. Por ello, ninguna de las dos atribuciones del Legislativo debiese impedir el cumplimiento de la otra.

El abuso a la interpelación es un atentado a todo nuestro sistema legislativo y a la confianza que los ciudadanos depositamos en las instituciones. Entre otras cosas, representa un derroche de recursos y una estrategia totalmente inválida para bloquear el trabajo de este organismo. Ciertos partidos políticos se han prestado a la práctica de secuestrar el Congreso a través del empleo de este mecanismo sin razones de fondo.

La interpelación es importante ya que el Congreso es responsable de velar por que ni un solo quetzal sea malversado, no obstante el circo que montaron por Q48 millones “mal invertidos”, que al final no fueron demostrados, ¡nos salió carísimo! Estos 450 días de cuestionamiento al Ministro Batzín nos han costado aproximadamente Q536,581,800.00. Más allá del costo monetario, el costo de oportunidad que supone tener un Congreso no funcionando es muy fuerte. Miles de niños pudieron haber sido sacados de la desnutrición y miles de aulas pudieron haber sido construidas. La bancada Líder ha optado por asumir un comportamiento inescrupuloso desde que empezó esta cadena de procesos, ya que no solo quieren cuestionar la labor de Batzín, sino que tienen enfiladas por lo menos dos interpelaciones más.

El verdadero fin de la interpelación ha sido violado y se ha transformado en un mecanismo perverso, nocivo y una forma más en que algunos de nuestros diputados “juegan sucio”. Un Congreso paralizado se presta a sobornos, acuerdos bajo la mesa y demás cosas impensables, que seguramente están pasando debajo del radar del pueblo. ¡Nuestro país se merece mejor que esto!

En otros países la legislación estipula un tiempo definido para cada interpelación de manera que la agenda no sea obstruida y siga su curso. Por ejemplo, en Gran Bretaña, la ley establece que únicamente los primeros 50 minutos de cada sesión se dediquen a la exposición y contestación de preguntas, mientras que en España se prevé la reserva de dos horas como tiempo mínimo para la formulación de preguntas, con tiempo límite por cada una y formulación ya estipulada. ¿Por qué en Guatemala no tenemos un tiempo límite en cada sesión parlamentaria para la interpelación de ministros? Necesitamos reformas para tratar este tema y no necesariamente una Constitucional, ya que esto puede regularse en la Ley Orgánica del Organismo Legislativo ¿por qué a esta discusión no le hemos dado la importancia que se merece?

Denota la falta de seriedad y profesionalismo, además de la intencionalidad de abuso, el hecho de que en las interpelaciones los diputados no preguntan nada de fondo y sin fundamento alguno y, al final del proceso, no demuestran nada. Con la Ley de Acceso a la Información pública al alcance de todos y una buena preparación e investigación del caso, una interpelación debería de poderse hacer en tres días.

Tres días es más que tiempo suficiente para establecer si hay o no evidencia para destituir a un ministro. Cuatrocientos cincuenta días es un abuso y, ¿todavía vienen más interpelaciones Líder? ¿Tienen algún sustento o son simples pantomimas para mantener al congreso secuestrado? ¡Basta ya de que se escondan detrás de este recurso legal! Nosotros, los ciudadanos,  exigimos que le hagan honor a su labor y retomen la seriedad. El Congreso es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo ¿Dónde ha quedado?