Todos soñamos con un mejor mañana, como personas, profesionales, padres de familia o sea cual sea nuestra profesión u oficio. De alcanzar ese propósito de una Guatemala mejor se trató el Encuentro Nacional de Empresarios 2013 (ENADE): “Sin divisiones, multiplicamos – Desarrollo Humano y Paz Social”. 

Cuando hablamos de propósito, no podemos dejar de lado el concepto de compromiso, que supone una palabra dada al cumplimiento de cierto pacto. Y, para que una civilización y un pueblo progrese, necesitan haber acuerdos. Este año, durante más de diez semanas se convocó al liderazgo nacional representativo del país, respaldado por más de 1000 personas, para trabajar, a través de un proceso de diálogo, en identificar los puntos mínimos sobre Desarrollo Humano que los guatemaltecos deberían de hacer propios al año 2021, específicamente en aspectos de nutrición y educación.

El resultado se nombró Primer Acuerdo Nacional sobre Desarrollo Humano, que busca ser tanto una experiencia constructiva de trabajo conjunto entre diversos sectores ciudadanos, así como un ejemplo para futuras instancias de involucramiento social. El acuerdo se integra de cuatro puntos: el compromiso por la nutrición de la niñez, por la calidad educativa, por la capacitación de los jóvenes y, finalmente, por el seguimiento y monitoreo de estos compromisos.

El ENADE 2013 representa entonces un primer y genuino esfuerzo por ir construyendo acuerdos cada vez más ambiciosos. Es decir, un pacto basado en los temas esenciales y elementales para alcanzar una nación en donde sus ciudadanos aspiren a mejores niveles de vida.

No obstante, cabe mencionar, que la propuesta del ENADE no llegará a ningún lado si los compromisos adquiridos no se llevan a la acción. Por esa razón se han tendido puentes y creado áreas de común entendimiento en la definición de un plan consistente y a largo plazo. No se trata de palabrería, se trata de asumir un compromiso con nosotros mismos y con el futuro de nuestro país.

Seguramente habrán muchos que critiquen este tipo de esfuerzos y en su lugar propongan conflicto y arriesguen la paz. A todos ellos les diría que la paz duradera se construye un acuerdo a la vez y no un conflicto a la vez. Una civilización llega a ser exitosa porque se logran establecer consensos mínimos y, sobre ellos, se edifica.

El proceso de construcción de un país pasa por despertar el círculo virtuoso mediante el cual pequeños acuerdos generan confianza, dicha confianza permite ir buscando y alcanzando acuerdos más ambiciosos. En Guatemala hemos caído en la trampa de tratar de implementar pactos de gran envergadura sin contar con las bases de confianza, de capacidad de ejecución y de monitoreo para ejecutarlas exitosamente.

La construcción de un mejor mañana depende totalmente de nuestras acciones hoy.  Lou Tice, co fundador de The Pacific Institute, decía “nuestros pensamientos presentes determinan nuestro futuro. Entonces, si realmente queremos un mejor futuro, empecemos hoy. Usemos el poder de nuestra mente primero para visualizar el cambio, después, vivámoslo. El propósito es muy poderoso”.

Con esa frase, Tice nos inspira a visualizar en el presente una Guatemala como la que soñamos, afirmarla como si ya existiera y asumir nuestro rol en lograr esa nueva realidad. Pienso que dedicarse a criticar una iniciativa de construcción de acuerdos y de consensos es no querer una Guatemala mejor. Los cambios comienzan en el involucramiento de todos y en asumir nuestro compromiso hacia la definición de ese país que todos queremos.