Cuando se quedan sin argumentos, imponen su opinión, y nada debiese ser más lejano que eso en el rol de los medios.  El pasado 11 de septiembre, Prensa Libre publicó dos notas (el editorial y una en la sección de política) centradas en supuestos “tratamientos fiscales preferenciales” a ciertos sectores del país, impactando el Gasto Tributario.

Cabe iniciar por precisar el concepto de “Gasto Tributario” (GT de ahora en adelante), que se define como el total de los ingresos tributarios dejados de percibir por el Estado, como resultado de la aplicación de deducciones y exenciones de ley como exoneraciones, franquicias, deducciones especiales y otras medidas; un término técnico que se presta a mucha confusión. Lastimosamente, así se le llama a toda deducción legalmente autorizada de los ingresos fiscales. El grueso del GT lo integran las exenciones a los centros educativos, las exenciones al IVA en las ventas al menudeo en mercados cantonales, las exenciones al deporte y las misiones diplomáticas.

La nota y el editorial exponen el caso que Q18,315.40 millones es un GT demasiado elevado debido a las exenciones “preferenciales”.  Obvian reconocer que esta cifra es 40% menor a la cifra de Q33,122.80 millones reportada en el 2012. Ello a raíz de la acreditación al ISR de la planilla del IVA para los trabajadores en relación de dependencia y de los Q48mil en concepto de deducción por gastos personales (lo que significaba cerca de Q10 mil millones en GT).

Por otro lado, el artículo hace alusión al Decreto 29-89, el cual otorga exenciones del ISR por 10 años y exención por IVA para las maquilas  Lo que la nota deja entrever es que la exención a las maquilas las favorece sin generar un beneficio al país. Esto no sólo no es cierto, sino que promueve posiciones de polarización.

Las maquilas generan cerca de 140,000 empleos formales (7.2% del total formal, FUNDESA) con acceso a las prestaciones de ley, cosa que no podemos decir del más de 69% de los trabajadores que operan en la informalidad (ENEI 2013). Además compiten contra otras maquilas alrededor del mundo que también gozan de similares privilegios. Las preguntas que nos debemos estar haciendo, como país, son: ¿cuántos empleos se perderían si ésta exención desapareciera? ¿Cuántos impuestos de nómina y otros dejaría de recibir el fisco si su eliminación se llevara a cabo?

Lo cierto es que la recaudación fiscal es de suma importancia para el desarrollo y funcionamiento de un país.  Sin embargo, igualmente importante es la calidad del gasto público. La propuesta del Acuerdo de Estado del CACIF incluía tanto el tema de la reforma fiscal, que hoy ya es un hecho, como temas de fiscalización y calidad del gasto que aún no existen.

En el GT no se encuentra nuestro principal reto de recaudación. Quizás deberíamos volcar la atención hacia la pobre recaudación y gestión de la SAT. Para ello, dependemos en que los medios giren su foco brillante hacia esclarecer: el contrabando y la creciente evasión fiscal en aduanas, los altísimos grados de informalidad presentes en nuestro país, y la corrupción que, injustificadamente, sirve como excusa de evasión para tantos ciudadanos. Temas muy extensos que quizá podremos explorar en conjunto siguientes columnas. Mientras tanto los llamo de nuevo a la reflexión, ¿estamos alumbrando nuestro faro y todas nuestras atenciones al problema correcto?