Las drogas son sustancias que alteran el comportamiento, generan dependencia, y producen efectos colaterales de salud. Como padres de familia lo que queremos, sobre todas las cosas, es proteger a nuestros hijos. Es por ello que una discusión sobre la despenalización de las drogas primero produce una reacción defensiva. Sin embargo, todos los días nosotros y nuestros hijos nos arriesgamos a robos, secuestros, extorsiones, y asesinatos. El rentable negocio de todos los ilícitos (no solo las drogas, aunque sí la fuente principal) ha colocado en manos del crimen organizado, grandes cantidades de dinero con las que ha comprado armamento y ha penetrado las instituciones del Estado.

Para dimensionarlo, el ultrarrentable negocio global de las drogas es 10 veces la economía de Guatemala. Eso nos lleva a la realidad actual de un Estado sobrepasado en sus capacidades de guerra y a la vez penetrado por el enemigo.

Ese enfrentamiento entre el temor a la adicción de un hijo y el temor a que se enfrente a la violencia es la disyuntiva. ¿Cómo se minimiza el daño a los consumidores de las drogas?, a la vez que se minimiza el daño colateral, en nuestro caso en gran medida importado, producido por las políticas de esta guerra. Las políticas públicas deben reconocer que es una ecuación con dos partes: daño total = daño del consumo + daño de las políticas.

La trampa de cómo se está planteando la discusión está en la generalización y en conclusiones prematuras. Hablar de legalizar las drogas es una generalización muy burda, pues implica que todas las drogas son iguales. La despenalización misma es tan solo una posible respuesta en un amplio menú. No es una solución única. Solo hay esquemas que buscan minimizar el daño a la sociedad. Lo importante es darnos la oportunidad de hacer la tarea científica, más que política, para evaluar todas las alternativas desde la perspectiva de expertos.

Un debate serio debe abordar preguntas difíciles como: ¿En qué casos es preferible una clínica a una cárcel? ¿Cuánto le costará al sistema de salud absorber nuevos casos? ¿Cuánto podemos invertir en educación y salud que hoy se gasta en la lucha contra el narcotráfico?

Si algo he aprendido del foro de Ajkem – Tejedores es que la comunicación abierta entre plurales pensamientos, eleva el entendimiento para abordar problemas complejos. Celebro la intención de debatir el tema del tráfico global de drogas, pues es un tema que incide en nuestro desarrollo, ya que somos un embudo de tránsito geoestratégicamente localizado.

Nota: este artículo fue publicado el 1ero de marzo de 2012 en diario El Periódico de la ciudad de Guatemala