Guatemaltecos, estamos en la recta final de esta primera ronda electoral. Quedan solo 16 días para celebrar esta importante fiesta cívica, en la cual nos tocará elegir a aquellos políticos que serán los responsables de llevar la batuta de nuestro país durante los próximos cuatro años.

 

Antes de emitir nuestro voto, tenemos el deber cívico de informarnos. ¿Quiénes son los candidatos? ¿Qué cambios sugieren para el país? ¿Qué planes concretos respaldan sus promesas de campaña? A nuestro alcance contamos con distintas fuentes que nos permiten determinar nuestras preferencias con base en una información más completa que un simple anuncio de 30 segundos. Podemos consultar los planes de gobierno de los candidatos, evaluar aplicaciones de sociedad civil como el Promesómetro.Net o Candidatos.Gt, y presenciar los debates políticos. En esta línea de ideas, me quiero detener en la importancia de dichos debates políticos.

 

El debate político es una herramienta indispensable en cualquier sociedad democrática. Es a través de estos espacios de debate que los políticos exponen sus ideas y las contrastan con las de sus rivales. Todo político nos habla sobre su compromiso por mejorar nuestras oportunidades de trabajo, por mejorar la educación, y por mejorar los indicadores de seguridad ciudadana. Sin embargo, ¿cómo es que lo van a lograr?, y ¿cómo difiere una propuesta de la otra? En la cacofonía política actual, el verdadero debate brilla por su ausencia.

 

En el libro “Los debates políticos en Guatemala”, Roberto Ardón afirma que dichos debates han desaparecido y deben ser retomados. El autor achaca parte del problema a la poca claridad ideológica de los políticos y de sus convicciones. Los políticos se limitan únicamente a presentar ideas, pero no interactúan entre sí para evitar salir de su zona de confort.

 

Durante las últimas semanas, los guatemaltecos hemos presenciado “debates” en que los candidatos se han enfocado en exponer opiniones elaboradas y un conjunto de ideas sin mayor fundamento. Como buenos políticos, se han dedicado a “endulzar” el oído de los espectadores, para tratar de convencerlos con monólogos dramáticos que comunican poco más que la alta estima que tienen sobre sí mismos. Lastimosamente eso no es un debate político.

 

Un verdadero debate es aquél donde hay: (i) visiones contrapuestas, (ii) argumentación y contra argumentación y (iii) discusión de temas divisivos. En un debate valioso las ideas llegan a incidir, por tanto debe de haber deliberación, discusión y cuestionamiento acerca de porqué cierto argumento no es sostenible. Sin eso, el debate es inexistente.

 

La calidad del debate hace ver la calidad de los políticos, pero a la fecha nuestros políticos no han indagado en la sustancia de los temas más importantes – como salud y educación – y no los han contrastado con sus ideologías políticas. Aunque han expuesto ideas, muchas de calidad, no nos han compartido cómo piensan ponerlas en práctica. En nuestro país, donde la capacidad de ejecución institucional es tan limitada, muchas veces el “cómo” se convierte más importante que el “qué”.

 

Por nuestra parte, los ciudadanos no nos podemos limitar a ser entes pasivos en todo este proceso. Nosotros también podemos ser partícipes de estos debates con un monitoreo minucioso de los mismos, para así discutir sobre las ideas expuestas y poner en tela de duda aquellas propuestas que no son viables. Quiero llamarlos a que no subestimen estos espacios, a que participen en ellos llevando una discusión alterna en redes sociales, con sus familias, conocidos y amigos. Hoy será transmitido a las 7pm por Guatevisión el Foro de Presidenciables de la UVG “Educación es Desarrollo” y el 25 del presente mes la misma cadena televisiva transmitirá en vivo el debate de presidenciables de la AGG a las 7pm. Aprovechemos estos discusiones para nutrir nuestro criterio y analizar nuestro voto.

 

Nuestro país atraviesa por momentos turbulentos y los próximos días serán determinantes para el futuro de nuestra nación. Nuestro rol como ciudadanos es de suma importancia para que esta sea una verdadera fiesta cívica. Hoy, más que nunca, nuestra patria nos necesita. ¡Ánimo y arriba Guatemala!