En su ensayo El 1ero de enero, el escritor y periodista inglés G.K. Chesterton menciona que los años nuevos son “extraordinariamente valiosos” al representar una “división arbitraria del tiempo”. De lo contrario, el tiempo sería como una serpiente infinita de la cual no existiría ninguna oportunidad de comprender los cambios de los cuales formamos parte y, por consecuencia, sacarle provecho. 

Por mi parte, no podría estar más de acuerdo con Chesterton en este sentido. La culminación de un año marca un hito en el tiempo a partir del cual podemos visualizar los cambios que nos rodean y de los cuales fuimos parte. Para Guatemala el 2013 fue un año un tanto revuelto, pero bien vale la pena rescatar y resaltar los avances.

En octubre de 2013 el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional presentaron los resultados del índice Doing Business. El objetivo es calificar la capacidad y reformas hechas por los países para mejorar sus respectivos climas de negocios, sobre todo en cuestiones de seguimiento de cambios en regulaciones que afectan el ciclo de vida de una empresa. Los resultados de nuestro país fueron bastante positivos, escalando de la posición 93 a la 79, de 189 países evaluados.

El avance se debe a reformas sustantivas llevadas a cabo en el 2013, las cuales representan grandes ventajas para la economía de muchos guatemaltecos y, en particular, para quienes deciden ser emprendedores. Las reformas incluyen la implementación de una ventanilla única para los permisos de construcción, la introducción de un nuevo sistema digital para la presentación y pago de impuestos, y la plataforma en línea que permite registrar un nuevo negocio en diferentes organismos gubernamentales al mismo tiempo.

Muchos guatemaltecos sueñan con ser emprendedores, pero iniciar un negocio formal es todo un reto ya que requiere capital, tiempo y dedicación. Hoy en día dicho reto es totalmente inaccesible para algunas personas que tienen la voluntad, pero no lo suficientes medios para sobrepasar los obstáculos y costos que les impone el actual ecosistema. El reducir las barreras de entrada a través de más reformas no solo implica la mejora del clima de negocios para atraer más inversión y crear más empleo, sino también la posibilidad de formalizar gran parte de la economía que hoy opera en las sombras. La formalización, a su vez, implicaría una mayor recaudación fiscal, la cual activaría el círculo virtuoso de inversión en más educación, productividad y otros temas de interés para la mejora de nuestro país. Para el 2014 volquémonos tras una agenda enfocada, una que permita generar bienestar a la vez que busque la resolución de conflictos.

Dado que los inicios de año marcan esos hitos donde nos damos licencia para definir nuestros propósitos y las metas que buscaremos alcanzar, los invito a todos, como guatemaltecos, a que definamos metas cuantificables y de gran impacto. En ese sentido, ¿por qué no soñar en grande? Ya fuimos el país más reformador de América Latina este año, con importantes beneficios para la población. ¿Por qué no plantearnos ser el país más reformador en el índice del Doing Business de este nuevo ciclo? ¡Vamos por una mejor Guatemala para todos!