Los primeros 100 días del gobierno de Bernardo Arévalo y Karin Herrera se pasaron volando. Lo hecho, hecho está y solo nos queda ver hacia adelante. ¿Cuáles deben ser las prioridades para nuestro gobierno? ¿Qué enfoque debe tener? Ahora, ¿qué toca?

 

En 1933 Franklin Delano Roosevelt inició con el ejercicio de presentar un informe de gobierno tras cien días de administración. Muchos países de la región copiaron esta “tradición”, cada uno a su modo y según sus circunstancias. Cien días es una ventana relativamente corta y arbitraria para evaluar el desempeño de un gobierno. En el caso del gobierno del presidente Arévalo, pareciera que durante estos cien días se ha ocupado más en asumir el mando, en lugar de una gestión plena. Y ¿por qué? Porque durante el período de transición, entre las elecciones y la toma de posesión, el actual gobierno se la pasó defendiéndose en lugar de preparar su plan de ejecución. No podemos llorar por leche derramada, por lo que se pudo o no se pudo haber hecho, debemos ver hacia adelante. Si yo, humildemente, pudiese resumir las áreas de enfoque, plantearía las siguientes.

 

Primero, una prioridad importante es continuar impulsando la atracción de inversión. Esto no solo estimulará el crecimiento económico de nuestra nación, sino también fomenta la creación de empleo y el desarrollo sostenible. Para que esto suceda, necesitamos un entorno favorable y propicio para la inversión, con incentivos, infraestructura adecuada y un marco regulatorio transparente y estable. Durante su participación en la conferencia de Fundesa y ASCOA, Hacia un crecimiento con desarrollo social inclusivo” el presidente Arévalo demostró su compromiso, afirmando que el país está abierto a la inversión y “en búsqueda de la prosperidad que pueda generarse”. Dijo también que su gobierno está empeñado en “construir condiciones para crear estas oportunidades de inversión”.

 

Otro tema a priorizar es la digitalización del gobierno. A mi parecer, nada mandaría una señal más fuerte sobre el compromiso de esta administración con la transparencia y la reducción de la corrupción. La digitalización del Estado eliminaría muchas de las “oportunidades” que hoy existen para sobornar por agilizar un trámite o un pago, o por hacer compras dirigidas, etcétera. Justo esta semana se llevó a cabo el primer encuentro para impulsar dicha agenda, con la participación de representantes del gobierno, el apoyo de Guatemala No Se Detiene, PNUD y Red Ciudadana. Lograr la digitalización simplificaría los trámites y en el fomento de la transparencia en procesos gubernamentales, todo con ánimos de atacar la corrupción y burocracia. Ojalá estos esfuerzos sigan avanzando.

 

La tercera gran prioridad debería ser la mejora de nuestra infraestructura. La disponibilidad de infraestructura incide en prácticamente en todo: acceso a servicios de salud, acceso a educación, acceso a rutas comerciales, etcétera. En ese sentido, el Congreso tiene de su lado la aprobación de la 5431, “Ley de Infraestructura Vial”, que elevaría nuestra capacidad de construcción de manera dramática. Adicionalmente, es de aprovechar la resolución de la Corte de Constitucionalidad que la da vía libre a las concesiones municipales. Esto significa que ahora las municipalidades tienen el poder de aprobar concesiones de servicios públicos locales, sin necesidad de la aprobación del Congreso. Un ejemplo podría ser la construcción del metro en la ciudad. Esto puede llevar a un mayor desarrollo económico y social en las comunidades. Es un paso importante que puede permitir a los alcaldes trabajar en alianzas público-privadas para impulsar el desarrollo local.

 

En temas de educación, ciertamente hay grandes retos y seguimos arrastrando las nocivas consecuencias de la pandemia del Covid-19. Datos recientes de la Dirección de Planificación Educativa muestran las enormes carencias de nuestro sistema educativo, tan así que es muy difícil decir qué es más importante. Según el último registro, existen de 35,922 establecimientos del sector oficial. De ese total, 60 por ciento no tiene drenajes, 23 por ciento no tiene energía eléctrica y 15 por ciento no tiene abastecimiento de agua. No obstante, quizás el tema más preocupante es que el 88 por ciento no cuenta con la personalidad jurídica correcta para que el Mineduc pueda invertir en su remozamiento físico. Por otro lado, el 89 por ciento de estos centros educativos no tienen acceso a internet. En la actual era digital, nuestros niños y jóvenes merecen estar a la vanguardia y ser parte de esta revolución. El tema educativo es tan importante y los rezagos son tan grandes que seguramente merece que se hagan las inversiones necesarias para lograr, en simultáneo, mejorar la infraestructura física y las capacidades tecnológicas.

 

En materia de Seguridad Ciudadana y Justicia, debemos seguir avanzando dentro del marco legal y de respeto a los derechos humanos. Es importante promover la denuncia entre la ciudadanía, para que esta sea vista como un insumo crucial y fundamental para que nuestras autoridades logren avanzar de sus investigaciones. Aunque no es de su estricta competencia del Ejecutivo, será importante su seguimiento a los casos de corrupción ya presentados y por presentar. Y, por último, el gobierno debe cumplir con la construcción de cárceles y la contratación de policías. En ese sentido, ya ha habido avances con la planificación de un nuevo centro penitenciario en Masagua, Escuintla.

 

Después de cien días de gobierno, es natural que haya opiniones encontradas. El panorama está marcado por una mezcla de expectativas cumplidas y algunas desilusiones. Ciertamente sería imposible cambiar a Guatemala en cien días, sin embargo, es un buen momento para evaluar y reflexionar sobre el camino recorrido, las promesas realizadas en campaña y las acciones concretas ejecutadas. El sentir general de la población es que aún estamos en período de transición, y la paciencia se acaba.

 

Ahora que ya pasamos la “luna de miel”, es fundamental que el gobierno mantenga un diálogo abierto y transparente con toda la población, y continúe con la vista hacia adelante y hacia los resultados concretos que buscan alcanzar. Al gobierno del presidente Arévalo le queda 1,360 días para cumplir con esas grandes promesas y expectativas que su elección generó. Le deseo muchos éxitos en su gestión, pues estoy convencido que su éxito será el éxito de toda Guatemala.