Vivimos en una época revolucionaria. Los avances tecnológicos que en algún momento parecían un escenario de una película de ciencia ficción, ahora son una realidad. Hoy en día, con la llegada de la inteligencia artificial (IA), pareciera que nada es imposible. En ese sentido, modernizar nuestros gobiernos mejoraría la eficiencia, transparencia y participación ciudadana. Mientras el mundo está acelerado y adopta los cambios de la tecnología, en Guatemala seguimos estancados. La gran pregunta es, ¿qué hacemos para no quedarnos cada vez más atrás?

A finales de la década de los 90, el concepto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) empezaba a sonar por todos lados. De esta manera, la digitalización de los gobiernos pasó de ser una idea abstracta, a una posible realidad. Las TIC empezaron a verse como importantes aliados para mejorar procesos de administración pública, de toma de decisiones y cómo prestan servicios a la sociedad.

Hoy, 30 años después, la digitalización y modernización de los gobiernos ya es un tema de gran prioridad alrededor en todos los rincones del mundo, menos en Guatemala. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), un gobierno digital es aquel que hace de las tecnologías digitales como parte integral de las estrategias de modernización con el fin de crear valor público. Tal modernización transformaría la manera en que los gobiernos se relacionan con sus ciudadanos y aliados.

Ejemplos inspiradores abundan en todo el mundo. Gobiernos en distintas partes han implementado herramientas de IA para automatizar tareas rutinarias, acelerar procesos de investigación y desarrollo en áreas como medicina e ingeniería, y muchísimo más. Por ejemplo, en Estados Unidos, el FBI desarrolló una aplicación que ayuda a encontrar más rápido a niños desaparecidos. Con esta tecnología, se ha logrado reducir las más de 4000 horas de trabajo manual en revisión de documentos e investigaciones. Otro ejemplo revolucionario tiene que ver con la conservación y protección del agua. En Holanda, la startup HULO.ai detecta y localiza fugas de agua en tiempo real en las redes de distribución, lo que permite intervenciones rápidas y eficientes, ahorrando así costos, tiempo y protegiendo este vital recurso.

En 2018, México fue pionero y anunció la implementación de una estrategia de IA para transformar su economía y sociedad.  México le está dando un sinfín de usos a la IA, desde temas de agricultura, hasta mejoras en el tráfico y en el sistema de salud. Un ejemplo puntual es lo que logró un equipo de doctorandos de la UNAM, en colaboración con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México y el metro de la Ciudad de México. Ellos desarrollaron una estrategia de IA para optimizar el flujo de pasajeros en el metro, y así lograron reducir tiempos de ascenso y descenso hasta un 15 por ciento en 15 estaciones del sistema.

Los beneficios hacia la ciudadanía de un gobierno que adopte la tecnología son inimaginables. La digitalización gubernamental es indispensable para alcanzar gobiernos eficientes, eficaces y transparentes. En otras palabras, gobiernos inteligentes. ¿Qué pasa en Guatemala? De hecho, somos uno de los países que asumieron el compromiso de la Carta Iberoamericana de Gobierno Electrónico en el marco de la XVII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno (2007), a través de la cual se busca “modernizar la gestión pública”. A raíz de esto, en nuestro país existe un plan de gobierno digital para el 2021-2026, y han habido avances puntuales en simplificación de trámites, implementación de pagos electrónicos, y otros. Pero estamos lejos de implementar la IA y demás tecnologías para lograr transformaciones profundas en nuestro país.

En Guatemala, pasamos de no tener telefonía tradicional a tener más de un dispositivo celular por persona. ¿Podremos lograr un salto cuántico similar con la IA? Imaginemos todo lo que podríamos alcanzar al aprovechar la Inteligencia Artificial. Se me ocurren algunas ideas como: transformar el sistema de salud actual en uno preventivo, basado en datos genéticos e historiales personalizados; un sistema de IA que evalúe la calidad de los fallos judiciales y asigne puntuaciones a los jueces; un avatar de maestro que acompañe a cada estudiante de manera personalizada, reforzando contenidos difíciles con tácticas pedagógicas individualizadas según sus preferencias de aprendizaje; y un sistema de IA que diseñe bases de licitación y estudios de prefactibilidad para proyectos de infraestructura vial, o que evalúe las ofertas de licitación de manera técnica y objetiva.

La digitalización del gobierno es más que una tendencia tecnológica, es una necesidad avanzar como nación. Adoptar y adaptar las tecnologías emergentes, promover la colaboración amplia y mantener un enfoque centrado en el ciudadano son pasos cruciales para lograr estos cambios y, así, alcanzar un gobierno inteligente. Ojalá existiera en nuestro país esa visión, y que así logremos montarnos de una vez por todas en esa revolución digital. Pasemos de la retórica y de las grandes promesas, a verdaderamente ejecutar una estrategia de digitalización.